6

1 0 0
                                    

Las semanas pasaban y los problemas con Tom eran infinitos. No había un día tranquilo, no había silencios cómodos, no había sensaciones de alegría ni de amistad ni ganas de estar juntos como pareja. No quería acariciarlo, no lo quería tener cerca. Era incómodo y no sabía cómo afrontarlo. Su familia se había vuelto otra familia para mí, sus papás se habían recién separado y me sentía culpable al pensar en dejarlo en ese momento difícil.

Me tomó mucho tiempo comprender todo lo que Tom me hizo y la forma que tenía de doblegar mi voluntad por completo. A pesar de que no me importaran a ratos sus berrinches, había una gran cantidad de veces en las que me ponía mal y me sentía el peor ser humano en el planeta por no ser capaz de cambiar en lo que él me pedía diciendo que no era nada terrible.

El año por fin estaba llegando a su fin. Era octubre y solo faltaban un par de meses para que se acabara todo, para que presentáramos nuestra tesis y se acabara el martirio de estar discutiendo por eso. Además, Tom se iría de vacaciones con mi papá ya que yo no quería acompañarlo, mi hermano tampoco y necesitaba un traductor así que accedió a ir con todo pagado y en las mejores aerolíneas. Esa era mi esperanza, un mes entero sin él en mi casa para vacaciones.

En general, gracias a Tom y su forma tan cuadrada de ser y tan posesivo y celoso, no podía salir mucho ni participar de los paseos de mi carrera, ni nada por el estilo. Esta era la primera vez que entre amigos planeábamos una salida.

-Podemos ir a mi departamento en la playa para el fin de semana de Halloween aprovechando que hay días feriados – Propuso Tom. Estábamos 8 personas en una larga mesa en el comedor. El departamento era de sus papás y estaba en un sector bastante acomodado y ya estaba completamente amoblado.

-Podríamos tratar de conseguirnos un auto – Comenté.

- Mi mamá tiene la camioneta blanca, ahí caben al menos 7 personas cómodamente – Dijo Tom.

- Yo puedo conducir – Propuse.

- Me parece – Concluyó Beatrice. – ¿Quiénes van? - Bea amaba organizar cosas, así que ella fue la encargada de ir anotando quienes iban, quienes decían que irían, pero se arrepentirían y quienes llegarían cuando estuviéramos allá. Luego discutimos lo que íbamos a llevar para comer estando allá y ya estábamos listos para pasar 5 días en la playa.

Jeffrey y yo habíamos seguido hablando constantemente, sin embargo, no nos habíamos vuelto a ver. Solíamos tener algunas conversaciones un poco subidas de tono y no paraba de pensar en ellas durante el día. Esperaba poder estar a solas con él en algún momento. Por eso, al ser Beatrice y yo las únicas mujeres en esa salida, propuse que nosotras dos durmiéramos en la misma habitación, así no tenía que dormir con Tom.

Llegó finalmente el día y nos juntamos en una estación de metro, ahí los recogí a todos y emprendimos el recorrido. Tardamos casi 4 horas en llegar, pero se hizo divertido. Todos iban haciendo bromas y cosas estúpidas, íbamos cantando y conversando, hablando de los chismes que habíamos escuchado y comentando que siempre supimos quienes no iban a ir con nosotros porque nuestras amigas solían bajarse de las salidas con regularidad.

Cuando al fin llegamos, estacionamos el auto y nos fuimos a acomodar al departamento. Todos quedaron fascinados por lo grande que era y todas las cosas que podíamos hacer ahí. Tenía una terraza enorme, una sala de estar también grande y cómoda. Tom iba a dormir con Jeff, Bea conmigo y los otros tres chicos en la tercera habitación.

El primer día lo usamos para salir a conocer el pequeño pueblo donde estábamos. No tenía una gran historia ni muchos lugares que visitar, solo era un lugar agradable para que la gente con mucho dinero fuera a descansar y ahí estábamos nosotros.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 11 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

RushDonde viven las historias. Descúbrelo ahora