Capitulo 7.

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Nathan.

¿Do I Wanna Know? - Arctic Monkeys.

Mierda.

Las tetas de la rubia que tengo en mi escritorio se posan en mi cara, las agarro, lamo y chupo con desespero, mientras entro y salgo con rapidez, las embestidas que le doy son duras y agresivas, como me gustan.

Estaba tan desesperado que tuve que llamar a mi secretaria para saciar la calentura que tenía, y todo por culpa de esa niña.

Las embestidas se vuelven aún más rápidas haciendo que el escritorio se mueva agresivamente, parece como si se estuviera por romper, pero eso es lo de menos, puedo comprarme cientos de estos, pero ahora lo único que me importa es venirme de una vez por todas.

Miro a la rubia, está sonrojada y con el cabello revuelto, sus jadeos junto con sus gemidos hace que me ponga aún más caliente, veo sus ojos color verde, pero rápidamente mi mente piensa en aquellos ojos color ámbar, esa mirada inocente he indefensa.

Niña imbécil.

Por culpa de ella tengo que recurrir a estás circunstancias, llegar a este extremo de tener que follarme a mi secretaria en medio de mi oficina.

No puedo mirarle a los ojos sin pensar en esa niña estúpida. Parece que me persigue en cada movimiento que doy.

-—¡Oh sí, Nathan!—. Grita exitada y muy agitada.

Suelto un gruñido cuando estoy a punto de venirme. Cuando estoy cerca de mi climax salgo rápidamente de adentro de ella para escurrir mi semen en sus grandes tetas.

—Mierda...—. Gruño.

La sonrisa estupida aparece en mi campo de visión. Retrocedo y muevo sus piernas para poder levantar mis pantalones junto con mi boxer.

—¿Otro round?—. Habla juguetona.

—No. Ya puedes retirarte, Samantha-—. Acomodó mi camisa junto con mi corbata. Remuevo mi cabello para peinarlo un poco

—¿Pero, por qué no? Si la estábamos pasando bien—. Muerde su labio en forma de coqueteó. Que estúpida. Estaba tan segado por la calentura que no ví que es tremenda boba. La próxima vez procuro mirar bien a quien se la meto, aunque no prometo mucho.

—Aja, lo que digas. Ahora sal de aquí que tengo que trabajar, al igual que tú—. Tomo asiento en mi silla para agarra una lapicera y empezar a jugar con ella.

—¡Eres un bastardo! ¡¿ Cómo puedes hacerme esto?! Solo me usaste. Y yo pensando que al menos tenía una oportunidad contigo, pero veo que me equivoqué—. Habla mientras intenta acomodarse la falta.

—Y mucho. Ahora vete, no tengo ganas de verte, ni a ti, ni a nadie.

—Solo sirves para usar a las personas—. Habla enojada.

¿Y está quien se cree? Se me está agotando la puta paciencia, tengo ganas de matarla en este preciso momento.

—Y tu para abrir las piernas. No lo hagas más difícil y sal de aquí si no quieres que te mate—. Tocó mi sien. Está perra hizo que me duele la cabeza.

—Quedate tranquilo, no te molestaré más—. Se acerca a mi escritorio, queriendo parecer intimidante, cuando lo único que aparenta es ser una imbécil—. Por qué renunció. No pienso trabajar con una escoria como tú.

—Cuida tus malditas palabras, Samantha. No te metas conmigo, por qué sabes muy bien las consecuencias.

—No eres capaz de nada, Nathan. Todo lo que tienes es gracias a tu papis. Nada de esto lo lograste tu—. Sonríe. Esa sonrisa se la borraré de un tiro en la cabeza.

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⏰ Última actualización: Aug 08 ⏰

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