El Viajero

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Revivir no era como lo pensaba. Tenía el presentimiento de que sería algo más espiritual, algo que no podía describir; pero, en cambio, fue como despertar de un sueño.

Simplemente abrió los ojos y movió su cuerpo poco a poco: primero sus brazos, luego sus piernas, y se sacudió por completo, como un perro al que acaban de bañar.

-Estoy vivo -se dijo a sí mismo.

Por un momento, Izuku no pudo hacer nada más que quedarse sentado, viendo el cielo y pensando en cómo proceder, en lo que debía hacer. Había una persona a la que quería visitar antes de empezar, pero sabía que sería más un estorbo que otra cosa.

Entonces se levantó y se dividió en cientos de cuervos que volaron en distintas direcciones. Iba a viajar. No sabía a dónde, pero tampoco importaba mucho; al final del día, iría a todas partes.

No quería estar allí. Japón, que antes fue un hogar para él, ahora solo significaba un recordatorio constante de su tortura. Sabía que si se quedaba, tarde o temprano caería en un camino de venganza hacia aquellos que lo lastimaron...

Su madre no querría eso para él... Así que solo escapó. A través de sus cuervos, su conciencia se dividió y vivió años a través de ellos.

Se había dividido en exactamente 192 cuervos para viajar por todo el mundo, 192 países, desde América del Sur hasta Medio Oriente (sin contar Japón, claramente).

En México y América del Sur, vio cómo los narcotraficantes tomaban el control y sometían a la mayoría de los países a una ola de violencia.

En Estados Unidos, Canadá y Europa, fue testigo de una depravación que no tenía control: la compra de niños pequeños para satisfacer las retorcidas mentes de algunos, demostraciones en medio de la calle y en vías públicas del sexo más sucio, y las élites viviendo en una burbuja de privilegio.

En África, vio la esclavitud, de niños y hombres obligados a trabajar todo el día sin descanso, si es que no querían morir. También vio la pobreza más extrema, causada por los negocios corruptos de los países ricos.

En países asiáticos, vio muchas cosas: desde dictaduras, como en Corea del Norte, la pura y horrible superficialidad en Corea del Sur, hasta el tráfico de órganos en China.

En Medio Oriente, vio cómo la religión musulmana abusaba de mujeres, asesinaba homosexuales y lideraba guerras entre ellos, usando a su dios como excusa.

Al mismo tiempo, mientras viajaba y aprendía, mantuvo una forma física en una isla abandonada en Oceanía. Sobrevivía alimentándose de pescado y construyendo un pequeño refugio. ¿Su objetivo? Entrenar y fortalecer su físico para cuando comenzara a intervenir en el mundo.

Siete años después, llegó el día en el que decidió actuar. Decidió ayudar a aquellos que habían sufrido lo mismo que él: a los niños que eran vendidos a los poderosos y ricos.

Gracias a sus viajes, supo que este problema se concentraba más en ciertos países, por lo que comenzó en el primero y donde más abundaban estos negocios: México.

Un país complejo, con un pueblo que se creía astuto, gobernantes corruptos que daban pena cada vez que intentaban demostrar lo contrario, y por último, criminales violentos y sanguinarios que se mostraban gentiles con la gente. Al menos los líderes; los secuaces no eran más que un montón de idiotas que se creían la gran cosa.

Izuku, El Cuervo De La MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora