𝐂𝐔𝐀𝐓𝐑𝐎

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𝐍𝐚𝐫𝐫𝐚 𝐅𝐞𝐫𝐦𝐢𝐧



 Los chicos y yo estábamos en el salón, charlando y riendo, tratando de matar el tiempo mientras Sira y Elena terminaban de arreglarse para la fiesta.

—Siempre tardan una eternidad —dijo Pedri, echándose en el sofá con una expresión de resignación—. No entiendo qué tanto se pueden hacer.

—Es un misterio del universo —respondió Gavi.

Me recosté contra la pared, mirando distraídamente hacia las escaleras, aunque sabía que mis pensamientos estaban en otra parte. El recuerdo de Elena hablando con ese chico en la playa seguía rondando mi mente. Me decía a mí mismo que no importaba, pero una parte de mí no podía dejar de sentirse inquieta.

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𝐍𝐚𝐫𝐫𝐚 𝐄𝐥𝐞𝐧𝐚



Me miré en el espejo una última vez, ajustando los últimos detalles de mi atuendo. Había elegido un vestido corto de color azul marino, con finos tirantes y un escote en V que resaltaba ligeramente mi figura. El tejido suave caía con gracia hasta la mitad de mis muslos, y el color contrastaba perfectamente con mi piel bronceada por el sol. Decidí dejar mi cabello suelto, con suaves ondas naturales, y añadí un par de pendientes de plata que brillaban con cada movimiento. Un toque de maquillaje ligero, solo un poco de rímel y brillo labial, completaba mi look.

—Estás lista, Elena —dijo Sira, asomándose por la puerta del baño—. Te ves increíble.

Ella también se veía espectacular, con un vestido rojo ajustado que destacaba su figura y su cabello recogido en un elegante moño alto. Sonreí, sintiéndome emocionada por la noche que teníamos por delante.

—Gracias, Sira. Tú también estás increíble —respondí, devolviéndole la sonrisa.

Nos dirigimos hacia las escaleras, listas para reunirnos con los chicos que nos esperaban abajo. 

Al llegar al salón, noté cómo los chicos se giraban para mirarnos. Sus expresiones de asombro y admiración me hicieron sonreír, sintiéndome segura y confiada.

—Wow, definitivamente valió la pena la espera —dijo Pedri, levantándose del sofá con una sonrisa—. Están listas para la fiesta, chicas.

—Gracias, chicos —respondió Sira, riendo—. ¿Listos para irnos?

Mis ojos se encontraron con los de Fermín y sentí un latido extra en mi pecho. Su sonrisa me hizo olvidar de todo, y decidí que esta noche sería solo para disfrutar.

—Listo cuando ustedes lo estén —dijo Fermín—. Vamos a disfrutar de esta noche.

Salimos de la casa juntos, caminábamos hacia la fiesta, con la brisa cálida acariciándonos y el sonido de la música cada vez más cerca. El aire estaba cargado de anticipación y risas,  Sira conversaba animadamente con los chicos, mientras yo me mantenía ligeramente atrás, disfrutando del momento.

De repente, sentí un brazo rodeando mis hombros, y al girar la cabeza, vi a Fermín sonriéndome. Mi corazón dio un vuelco, pero traté de mantener la compostura.

—¿Lista para la fiesta, Ela? —me preguntó con esa sonrisa que siempre lograba desarmarme.

—Más que lista —respondí, tratando de sonar casual aunque sentía mariposas en el estómago—. ¿Tú?

—Claro —dijo, apretando suavemente mis hombros—. Esta noche va a ser increíble, lo siento.

Caminamos así, con su brazo alrededor de mis hombros, y sentí una conexión especial entre nosotros. Fermín siempre había sido mi amigo, pero momentos como este me hacían desear algo más, aunque nunca había tenido el valor de decirle lo que sentía.

𝐈𝐁𝐈𝐙𝐀 || 𝐅.𝐋𝐨𝐩𝐞𝐳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora