𝐕𝐄𝐈𝐍𝐓𝐈𝐔𝐍𝐎

250 21 1
                                    




★ ☆ ✦ ✧ ✩ ✶



𝐍𝐚𝐫𝐫𝐚 𝐄𝐥𝐞𝐧𝐚  



Pasaron los días entre familia y amigos, y siempre que podía intercambiaba mensajes o llamadas con Fermín. Nos contábamos todo lo que hacíamos, y aunque la distancia era difícil, sentir su cercanía me hacía sonreír cada día.

Hoy era nuestro último día en Sevilla. Gavi y yo volveríamos a Barcelona para que él comenzara sus entrenamientos, mientras yo aún tenía tiempo libre antes de que empezaran las clases. Estábamos en el sillón de la sala, mirando videos en mi celular ya que a él se le había apagado. Nos reíamos de las tonterías que encontrábamos en internet, disfrutando de esos momentos juntos.

Esperábamos a que llegara la familia. Mamá había organizado una comida, era su manera de asegurarse de que tuviéramos un último recuerdo cálido antes de partir.

—¿Crees que los abuelos traerán la tarta de siempre? —preguntó Gavi, con un brillo de esperanza en sus ojos.

—Espero que sí, la tarta de la abuela es lo mejor —respondí, sonriendo.

Nos recostamos en el sillón, viendo pasar los minutos, en un momento, sentí sed y decidí ir a la cocina a beber algo. Dejé a Gavi con mi teléfono, confiando en que seguiría viendo los videos.

Al regresar, noté que Gavi estaba muy concentrado en mi celular, mucho más de lo normal. Me acerqué en silencio, intrigada por lo que podría estar haciendo. Para mi sorpresa, vi que estaba en un chat. Al acercarme un poco más, me di cuenta de que era el chat con Fermín.

—¿Qué estás haciendo? —pregunté, intentando no sonar tan alarmada como me sentía.

Gavi levantó la mirada y sonrió de manera traviesa. Intenté arrebatarle el celular, pero él fue más rápido y se levantó, alejándose con una sonrisa burlona.


—¡Devuélveme eso! —le grité.

—Tengo curiosidad de ver qué tanto hablan todo el día —dijo, riéndose.

Avergonzada, comencé a seguirlo por toda la casa, tratando de quitarle el celular. Gavi se divertía esquivándome, mientras yo insistía en que me lo devolviera. Finalmente, me lancé sobre él, trepándome para alcanzarlo. Justo en ese momento, nuestros padres llegaron a la casa con los abuelos.

—¡Ya basta, chicos! —nos regañó mi madre al ver el alboroto.

—¡Pero mamá! —me defendí—. Gavi es un cotilla, estaba revisando mi chat con Fermín.

—¡Solo tenía curiosidad! —respondió Gavi, todavía riendo.

Mi madre nos miró con una mezcla de exasperación y diversión.

—Gavi, deja en paz a tu hermana. Y Elena, no seas tan exagerada. Ahora, vengan a saludar a sus abuelos.

Al saludar a su abuela, esta, curiosa, le preguntó:

—¿Y quién es ese tal Fermín del que tanto hablas?

Gavi, siempre metido, respondió antes de que pudiera decir algo.

𝐈𝐁𝐈𝐙𝐀 || 𝐅.𝐋𝐨𝐩𝐞𝐳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora