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Me desperté y estaba abrazada al torso de Marcos.

Me separé de el y el se levanto de la cama.

—Marcos, creo que tenemos que poner distancia.

—¿Más? Cómo digas.

—¿Me podes mirar?

—Listo, ¿Feliz?—Dijo mirándome fijamente.

—¿Que es lo que te pasa?

—Nada Julieta, solamente estoy un poco cansado.

—A mí no me engañas.

—¿Podes entender que el mundo no gira a tu alrededor?

—Yo nunca dije eso, solamente estoy tratando de hablar.

—Me pediste distancia, la voy a tomar, ya está.

—¿Es lo que queremos?

—Es lo que vos me pediste.

—Pense que... Nada ya está.

El se metió al baño y yo me acosté en la cama.

Me tape completamente y rompí en llanto.

Lo escuché salir del baño y me quedé en silencio.

—Dale, destapate, tenemos que irnos.

—Deciles que me duele la cabeza.

—Okey.

El se fue sin preguntar nada y yo me sentí peor.

Ya no le importaba.

Y yo me había encargado de que el deje de tener interés en mí.

Me abrace a mí misma y la puerta se abrió.

Me seque las lágrimas y Marcos cerró la puerta.

Se sentó frente a mí y me miró.

—Abrazame, boludo.

El sonrió y me abrazo.

Solloce en su pecho y el acaricio mí espalda.

—Vamos a ver, ¿Que pasa?—Pregunto agarrando mí cara entre sus manos.

—No sé, es que tengo muchas ganas de llorar, pero no sé la razón y estoy muy cansada de todo.

—¿Querés algo?

—Si, que te quedes conmigo, se que no me querés ver pero te necesito.

Me abrace a su cuerpo y solloce.

Me senté en sus piernas y escondí mí cabeza en el cuello de Marcos.

Me abrazo y dejo un beso en mí hombro.

Una vez que deje de llorar el se separó de mí y me seque las lágrimas que habían quedado en mis mejillas.

El se alejo un poco raro y carraspee.

—Gracias.

El asintió y suspiro.

—Julieta, creo que tendríamos que hablar.

—¿Puede ser en otro momento? Porfa, no me siento bien.

El asintio y hablo.

—¿Querés que te deje sola?

—Eh, como quieras.

El se fue y suspiré.

¿Por qué no le pedí que se quede conmigo?

Fui al baño y me maquille.

Baje a comer y me senté con los demás.

—¿Te sentís mejor Juli?—Pregunto Camí Mayan.

¿nos odiamos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora