Capitulo 1

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Creditos al autor (a): RukiaHaruno

Nunca noté a Naruto antes de esa noche. Era como si él no existiera, y de repente, se encontraba en todas partes.
Acababa de dejar la fiesta de Halloween en todo su apogeo detrás de mí. Zigzagueando entre los autos amontonados en el estacionamiento trasero de la fraternidad de mi ex, le envié un texto a mi compañera de cuarto. La noche era hermosa y cálida —Un típico verano al estilo sureño. De las ventanas abiertas de la casa, la música sonaba a través del pavimento, salpicado de ocasionales estallidos de risas, borrachos retándose y pidiendo más bebidas.
Como conductor designado esa noche, era mi responsabilidad conseguir que Ino regresara a nuestro dormitorio en una sola pieza, sin importar si yo quería estar o no, un minuto más en la fiesta. Mi mensaje decía que me llamara o texteara cuando estuviera lista para irse. Por la manera en que ella y su novio, Shikamaru, se habían ahogado en tequila mientras bailaban manoseándose antes de tomarse las manos y subir las escaleras hacia su habitación, no me llamaría hasta mañana. Reí entre dientes por el pensamiento de ella haciendo el paseo de la vergüenza al salir del pórtico hasta mi camioneta.
Pulsé enviar mientras rebuscaba en mi bolso las llaves. La Luna estaba demasiado oculta por las nubes, y las ventanas iluminadas de la casa se encontraban muy lejos como para ofrecer algo de luz al final del estacionamiento. Tuve que confiar en mi tacto. Maldiciendo cuando me pinché el dedo con una pluma, tropecé con mis zapatillas, casi segura de que sangraba. Una vez que las llaves estuvieron en mi mano, chupé mi dedo; el ligero sabor metálico me dijo que me atravesó la piel.
—Maldición —murmuré, desbloqueando la puerta de la camioneta.
En los siguientes segundos que pasaron, estuve tan desorientada como para comprender lo que sucedía. En un momento era lanzada de la puerta abierta del auto, y al siguiente recostada con mi rostro pegado en el asiento, sin respirar e inmóvil. Luché por levantarme, pero no pude, el peso sobre mí era demasiado.
—La pequeña diablilla queda bien en ti, Sakura —La voz arrastraba las palabras, pero me era familiar.
Mi primer pensamiento fue, No me llames así, pero esa objeción fue desestimada rápidamente en favor del terror que sentí mientras una mano levantaba mi ya corta minifalda. Mi brazo derecho estaba inútil, atrapado entre mi cuerpo y el asiento. Me agarré de él con mi mano izquierda, tratando de empujarme a mí misma hacia arriba, y la mano sobre la piel desnuda de mi muslo me tomó la muñeca. Grité cuando llevó mi brazo hasta mi espalda, sujetándome con firmeza con la otra mano. Su antebrazo presionando mi espalda baja. No podía moverme.
—Deidara, bájate de mí. Quítate. —Mi voz tembló, pero traté de darle tanta firmeza como me fuera posible. Pude oler la cerveza en su respiración y algo fuerte en su sudor. Entonces, una oleada de náusea subió y cayó en mi estómago. Su mano libre regresó de nuevo a mi muslo izquierdo, su peso contra mi lado derecho, cubriéndome. Mis pies colgaban fuera de la camioneta, la puerta seguía abierta. Traté de levantar mi rodilla para quitarme de debajo de él, y Deidara rió de mis patéticos esfuerzos. Cuando movió su mano entre mis piernas abiertas, grité, tratando de bajarlas, ya demasiado tarde. Primero me retorcí y luché, pensando en quitármelo de encima, y después de darme cuenta de que yo no era rival para su tamaño, comencé a suplicar.
—Deidara, detente. Por favor... Estás borracho y te arrepentirás por la mañana.
Oh, Dios mío...
Separó más fuerte mis piernas y el aire golpeó mi cadera desnuda. Escuché el inconfundible sonido de una cremallera, y él rió en mi oído cuando mi racional suplica se mezcló con el llanto.
—No, no, no, no. —Debajo de su peso, no podía respirar lo suficiente para gritar, y mi boca estaba aplastada contra el asiento, amortiguando cualquier protesta que pudiera hacer. Luchando en vano, no podía creer que aquel chico que conocí por casi un año, quien ninguna vez me había faltado el respeto cuando salía con Kiba, estuviera atacándome en mi propio auto, en el estacionamiento trasero de la casa de fraternidad.
Bajó mis bragas hasta las rodillas, y entre sus esfuerzos para presionarme hacia abajo y mi renovado esfuerzo para huir, escuché el frágil tejido rasgándose.
—Jesús, Sakura, siempre supe que tenías un gran culo, pero Cristo, chica. —Su mano se metió entre mis piernas de nuevo y el peso desapareció por un segundo. Tuve el tiempo suficiente para tomar una bocanada de aire y gritar. Liberando mi muñeca, golpeó su mano en la nuca de mi cabeza y giró mi rostro hacia el cuero del asiento hasta que estuve en silencio, casi sin poder respirar.
Incluso libre, mi brazo izquierdo era inútil. Apoyé mi mano contra el suelo de la cabina y presioné, pero sólo tuve dolores musculares. Lloré contra los cojines, las lágrimas y la saliva se mezclaban en mi mejilla.
—Por favor, no, por favor, no. Oh, Dios, detente, detente, para... —Odié el sonido de impotencia en mi voz. Su peso se levantó de mí por un segundo —o había cambiado de opinión, o estaba reposicionándose— no me hizo esperar para saber cuál. Tire de mis piernas hacia arriba; sentí el tacón de mis zapatillas desgarrar el cuero, mientras pataleé para ganar impulso y apartarlo. Él me giraba. La sangré pulsaba en mis oídos mientras mi cuerpo se recuperaba para pelear o huir. Y entonces me detuve, porque Deidara ya no estaba allí.

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Fanfic NS: Operacion Chico Malo [+18][Actualizado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora