10. Un (simple) bajón

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Me duele el corazón
siento cómo me lo están pisoteando
e intentado tragármelo,
pero me he ahogado
y me he terminado desangrando.

Por mis costados
desprendo sangre a borbotones,
en ella está enzarzada
miles de palabras,
miles de emociones opacadas,
miles de caras desencajadas,
miles de amores chirriantes
y cortantes...

Sí, solo soy una muñeca de trapo
con vendas
escurridizas,
que se adentran
en el abismo
y oscuro lago
de mis ojos cafeinados
que lloran de vez en cuando
cristales rotos
que me desgarran los párpados.

¿No puedes escucharme?
Será porque me esfuerzo
en no molestarte,
en diseñar una máscara
que te impida ver mi alma.

Ya que esta ha sido golpeada,
despedazada
y despellejada
con conchas.

La sal
me ayudó a curar
pero me arde en la piel
y ¡joder!
Me hunden
y ahondan en mi ser
las miles de personas
que tuve que perder
para no olvidarme de quién
quería ser.

¿Por qué soy tan intensa?
¿Por qué doy cuando no les interesa?
¿Por qué sufro cuando ellos
solo manifiestan
que solo soy una dolencia?
¿Por qué soy de esta manera?
¿Por qué intento ver más allá
de lo que piensan?

No soy una curandera,
ni una hechicera,
no tengo magia en las manos
ni labia en la boca.

O puede que sí
y por eso se aprovechan,
porque soy fuerte físicamente
pero débil mentalmente
y cuando se enteran,
vienen
me sonríen
y después me tiran lanzas
para dejarme destrozada,
llorando abrazada a mi almohada
hasta las tantas de la madrugada,
saboreando mi mortaja.

Deshacen mis costuras,
les da igual el cariño,
buscan la desazón,
el ácido para arrasar
y derretir
mi corazón.

Me duele el corazón
¿cómo le digo al médico
que me despoje de este dolor?
¿Que arranque las púas
que tengo en los pulmones?
¿Que explote las llamas
que provocan incendios
en mi interior?

¿Cómo le hago para amar
sin miedo
sabiendo
que me arriesgo
a terminar de nuevo enterrada  en el suelo?

¿Quién me asegura a mí
que esto es bueno?
¿Por qué no puedo
ser malvada
y que no me importe el resto?
¿Me crearon con un molde
exclusivo
y podrido?

Desde aquí huelo el hedor
que desprenden
aquellos
que solo me quieren asesinar
y tirar
mi cadáver
dónde no lo puedan encontrar.

Soy como una pluma frágil
que vuela
y se cuela
por tu ropa,
a la que le das un manotazo
y simplemente
llora
mientras se rompe,
se escabulle
a hurtadillas.

Soy tan cansina,
quizá tenga sentido
que todos huyan
cuando les dejo entrar,
porque no solo les invito
a tomar
unas galletas,
también me preocupo,
les ofrezco mi casa
y no paro de hablar.

No me puedo callar
quizá por eso,
todos se van.

— Janny.

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