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Kara iba entrando a su casa del brazo de su esposa, seguida por Alex y Eliza. La chica observaba todo con sorpresa, por más que lo intentaba nada le resultaba familiar. Se sentía frustrada consigo misma, era incapaz de reconocer a su propia madre y eso la tenía muy mortificada. A pesar de los consejos de la doctora antes de darle el acta, le había asegurado que todo lo que estaba sucediendo era normal, debía tomarlo con mucha calma. Algo que al parecer había perdido al igual que su memoria. Lena la mira captando la incomodidad de su chica, la aprieta contra su pecho depositando un beso en su frente susurrandole al oído.

-- Calma amor, todo llegará de a poco. -- ella le sonríe,  más por compromiso que por convicción.
-- Quieres que te acompañe al cuarto cariño.
-- Puedo quedarme un rato más? He estado todo este tiempo acostada que me ha hecho odiar la cama pero si quieres que me acueste lo haré. No quiero que te enojes conmigo.  -- Alex no pudo evitar la sorpresa que trajo consigo el comentario de su hermana, ella no era así. Lo que le hace preguntarse a qué tipo de violencia psicológica habrá estado expuesta en manos de ese sujeto para que ahora se comporte de esa manera tan insegura y acobardada.
-- Amor por qué me molestaría. Eres dueña de tus actos y puedes hacer lo que quieras cariño.
-- Entonces prefiero quedarme aquí en la sala conversando un poco con mamá. Si de verás no te incómoda. -- dice mirándola suplicante.
-- Ya dije que no. -- Lena no puede soportar alejándose hacia la cocina seguida de Alex.
-- Lena, qué pasa?
-- Qué le hicieron a mi rubia Alex, qué le hicieron para que actué así? Esa persona que está en la sala no es mi mujer. Kara era una mujer fuerte, valiente, con una personalidad arrolladora. Esa criatura medrosa frente a mi no la reconozco, no sé quién es. -- no podía parar de llorar.
-- Te entiendo. Yo estoy igual de perdida y sorprendida que tú pero debemos apoyarla y darle tiempo a que se recupere.
-- Y si nunca lo logra como bien dijo la doctora. Si esta mujer que tenemos en frente ahora será la Kara que perdure.
-- Bueno Lena, aprenderé a amarla tal cual es. Siempre será mi hermanita por muy cambiada que esté. Yo solo puedo agradecer que siga viva y de nuevo esté con nosotros. Entiendo si no puedes o no quieres asumir tamaña responsabilidad, esta nueva Kara no es ni por asomo la Kara de quien te enamoraste y decidiste casarte. Si lo deseas mamá y yo nos ocuparemos de ella, estoy segura que mi madre estará feliz de llevarla a vivir a Midvale hasta que se recupere. Y si no lo logra como dices la ayudaremos a empezar una nueva vida y a ir descubriendo a esta nueva Kara. Nadie puede decir nada si está situación te supera, nadie te juzgará si la dejas ir.
-- De qué mierda estás hablando Alexandra? Dejarla ir, hablas en serio, después del infierno que fue mi vida sin esa rubia en ella. Tienes que revisarte, de verás. Qué carajos insinúas? Yo amo a tu hermana por más cambiada que esté. Cómo se te ocurre sugerir semejante cosa. Estoy así de triste por ella, no por mí. Es como si el maldito de Jack si hubiera logrado su objetivo matándola en aquel jodido accidente. Nunca dejaré de amarla pase lo que pase, si este es su nuevo yo aprenderé a querer su recién descubierta personalidad como es y punto. A veces pienso que no te escuchas al hablar. En serio pensaste que abandonaría a mi esposa solo porque ha cambiado un poco en sus hábitos y ya no me llama como solía hacerlo. Qué especie de basura de ser humano crees que soy? Dime, tú conectas el cerebro antes de echar a andar la lengua? -- le da una mirada llena de enojo.
-- Hey, tranquila. Bájale par de rayitas a la furia Luthor, estoy segura quien eres Len y lo que sientes por esa loca que tengo por hermana. Solo lo confirmaba. No te apresures, la verdadera Kar sigue ahí encerrada en alguna parte necesitando solamente un buen impulso para emerger como dijo la doctora. Solo nos queda tenerle paciencia. Además lo pervertida no se lo quita nadie, no ha dejado de babear por tus senos en todo el viaje. -- Lena sonríe con malicia.-- Por dios son tal para cual.

Ambas chicas regresan a la sala cargadas de refrescos y disímiles aperitivos. Allí comenzaron a charla animadamente cuando el timbre de la puerta las interrumpe. Lena va a abrir, encontrándose en la puerta con Nia, Brinic y Winn cargados de regalos y globos de bienvenida para su amiga.

Tú, siempre has sido tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora