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Lena y Kara se encontraban en la cocina preparando el desayuno. En realidad Lena era la que cocinaba ya que a Kara le era casi imposible alejar las manos de su esposa.

-- Amor si sigues tocándome así, todo el desayuno te lo vas a tener que comer quemado.
-- Te juro que valdría la pena. Eres exquisita.  -- la besa y hubiera continuado dándole rienda suelta a su libido en ascenso de no ser interrumpidas por toques en la puerta.

Ambas fueron y al abrir se encontraron con Maggie y Alex. Las vieron con los rostros tan serios que empezaron a sospechar que su reciente visita no era muy alentadora. Lena fue la primera en preguntar luego de hacerlas pasar.

-- Qué está pasando? Por qué las caras largas?
-- La jueza no aceptó la petición de la abogada. Kara tiene que subir al estrado.
-- Cómo? Por qué? -- dijo Lena comenzando a perder el buen humor que la acompañaba.
-- No, por favor. Len no permitas que él me regrese a ese lugar de nuevo. Yo no puedo volver a verlo, amor por favor no lo permitas. -- la chica volvió a convertirse una vez más en esa mujer medrosa que ella encontrara en aquel maldito pueblo.

Toda la seguridad que había demostrado durante la noche mientras le hacía el amor y ahora en la mañana se esfumó de inmediato con tan solo escuchar el nombre del maldito Mike. Lena le dolía ver a su mujer así, se sentía tan impotente por no ser capaz de ayudarla que estaba a punto de estallar. La menor de los Luthor estaba hecha un demonio. Estaba decidido si su esposa no quería ir al juzgado nadie la obligaría y ella se encargaría de eso

-- Ya escucharon señoras, no quiere ir y nadie la obligará. No hay nada más que hablar.
-- Lena eso no es así de fácil y lo sabes. Kara es la víctima por tanto la principal testigo de todo lo que le hizo ese enfermo. Si ella no se presenta se corre el riesgo de que ese imbécil quede libre. Su abogada piensa alegar locura transitoria. -- cuenta la mayor de las Danvers. -- Entiendelo Lena es mejor que ella vaya y termine enfrentándolo de una vez. Será bueno para Kara, debe recuperar la seguridad que siempre la ha acompañado y su autocontrol.

Lena se queda pensativa por un tiempo. Sabía que su cuñada llevaba razón pero no pensaba exponer a Kara a ese loco una vez más. Si ella le temía no veía la necesidad de obligarla a estar de vuelta en ese infierno. Ya había sufrido demasiado manipulada por todo ese pueblo.

-- Pequeña Danvers yo entiendo tu temor y tu reticencia pero te juro que todas nosotras estaremos ahí junto a ti. Nada malo te pasará, no lo permitiré. -- Maggie la refugia en un tierno abrazo.

Kara no hacía más que negar y temblar. A su mente llegaron todas aquellas imágenes de Mike golpeando su puerta tratando de entrar al cuarto con la única intención de poseerla a como diera lugar. Los gritos y las amenazas aún retumbaban en sus oídos. Ella le temía, había visto en una ocasión como golpeaba salvajemente a un peón hasta casi matarlo solo por atreverse a defenderla diciendo que ella no estaba loca y que todos los sabían bien. Ese hombre era un demonio que había acabado con su paz mental metiéndole ideas locas en la cabeza junto con aquel cura de los infiernos. Volvió el recuerdo de la vez que se encerró huyendo de su supuesto esposo, él se enojó tanto que terminó poniéndole candado a la puerta por fuera dejándola prisionera durante tres días. Estuvo sin comer todo ese tiempo, sólo le daba agua, pensó muchas veces que moriría durante ese encierro. Mantenerse aferrada a aquellos ojos verdes fue lo que la mantuvo con vida y cuerda. Cada vez que todo aquel infierno volvía a su mente no podía dejar de temblar. Lena al verla en ese estado tan lastimoso se acerca brindándole protección entre sus amorosos brazos. Kara no había tenido el valor de contarle su odisea a su esposa, temía su reacción. Ella veía lo protectora que era por lo que prefirió mantenerse en silencio para no lastimarla. No quería que se sintiera culpable por no haberla encontrado a tiempo, como tantas veces dijera. Había sido sincera al decirle que nunca permitió que Mike le pusiera una mano encima, lo que nunca contó fue a que precio lo consiguió.

Tú, siempre has sido tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora