VI

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El día era nublado, caía una ligera lluvia. Era de esas mañanas que no quieres levantarte y anhelas pasar todo el día allí tirado en la cama, Olán estaba en la cocina preparando el desayuno, Oliver leía un par de revistas del despacho, Yas observaba algunos objetos de las vitrinas que Olán poseía en la tienda, interesantes para el chico, que a su vez trataba de distraer su mente de la impaciencia que tenía por saber todo lo que les estaba ocurriendo.
Por su parte, Camil aún seguía en su cuarto alistándose.

—Qué irónico, ¿no? —Oliver sonreía mientras se dirigía a Yas.

—¿A qué te refieres? —interrogó Yas.

—Ayer apenas te conocí y un policía nos perseguía como loco por toda la ciudad y hoy estamos aquí, en esta tienda de baratijas elegante y muy acogedora.

—¡ah! ¿a eso te refieres? Y sí, realmente hemos tenido mucha suerte de haber llegado hasta aquí; aunque algo me dice que aún falta mucho por recorrer.

—Si también lo creo...

En ese momento Olán interrumpió la plática de los chicos.

—Vamos al segundo nivel para desayunar. ¿Camil dónde está?

—Pues aún no sale —afirmó Yas.

¡Blam! Se escuchó el estruendo de la puerta del cuarto.

—¡Ya voy, ya voy! —gritaba Camil, sobresaltada, mientras salía apresuradamente.

Se dirigieron a las gradas, subieron y luego llegaron a la habitación superior que era una especie de ático; allí había una biblioteca de aspecto muy agradable, tenía una ventana en forma de media luna muy grande. ¡La vista era hermosa, se podía observar gran parte de la ciudad!. Junto a la ventana, un sillón largo con un par de cojines, y frente a esta una mesa fina alargada de caoba. Se sentaron a desayunar.

Huevos y tocino, era el desayuno de turno, con una taza de café para despertar al peor de los muertos.

—Bueno, —interrumpió Olan—. Es momento que sepan toda la verdad de lo que está pasando—. Los chicos estaban callados y observaban a Olan fijamente, para no perderse nada de lo que pretendía expresar.

—Desde hace eones, existe un lugar en medio de la eternidad, que el tiempo olvidó, un mundo semejante al nuestro, donde la lógica y la cordura hace milenios se extinguieron y donde cosas fantásticas y aterradoras acontecen.

Hizo una pausa, dio un pequeño sorbo a su café y continuó.

—Sé que muchos dicen que soy un mago, o un idiota, o un mago idiota, pero les diré que hace mucho yo viví en ese reino y goberné mucho tiempo cuando aún existía la luz en ese lugar, junto a mi amigo Alphonse...

En ese momento Yas recordó esas palabras.

— <<Siempre hemos escuchado de accidentes y situaciones misteriosas que suceden, ya que somos pocos los que alguna vez estuvimos en ese lugar... ¡Vivimos una vida feliz, es hora de morir de la misma manera! Ahora váyanse ya no queda más tiempo... Saluden a Olan de mi parte>>.

Yas interrumpió a Olán, y con el corazón compungido le contó todo lo que había sucedido con su amigo Alphonse Dupont, y sobre la brújula que les había dado, este quedó en silencio por un momento, su semblante era de notoria tristeza.

—No sabía lo de mi amigo Alphonse...

Se sentía como si la voz se le fuera a quebrar, pero se incorporó nuevamente y continuó.

—Él dio su vida por el futuro de ese reino, no dejaré que su sacrificio sea en vano. Escuchen, ustedes son el rayo de luz de ese mundo de oscuridad.

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⏰ Última actualización: Jul 13 ⏰

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