En una ciudad desolada por desapariciones extrañas, Yas, Oliver y Camil se verán embarcados en un viaje hacia un mundo distópico llamado Pandemónium, envuelto en oscuridad y locura, donde gobiernan las Mentalíforas que son enfermedades mentales que...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Tráeme su alegría…
—Quiero devorar su cordura.
Una voz tenebrosa salida de quién sabe dónde, quizás del cuento más retorcido que se haya escrito, se dejaba escuchar en la oscuridad.
Trataba de distinguir aquellas siluetas, pero solo lograba mirar una figura pequeña parada frente a él y otra muy alta y delgada con una sonrisa escalofriante que se acercaba lentamente como si lo estuviera persiguiendo, esto le provocó mucho temor, las imágenes se volvieron difusas y en un instante vió salir de las profundidades de ese abismo un animal que no podía describir, pero que ponía sus colmillos afilados a centímetros del rostro de Yas.
¡Pum! Sonó con estrépito un golpe seco, Yas se había caído de la cama a causa de la pesadilla, era más satisfactorio el saber que todo había sido un mal sueño, o bueno, casi todo… el reloj marcaba las 3:14 am, Yas se acomodó nuevamente dio una media vuelta en su cama y se volvió a dormir.
Así pasaron un par de semanas, las pesadillas, en cambio, no cesaban, cada noche era peor, la escena de su casa quemándose, la voz tenebrosa en la oscuridad, el monstruo con varias hileras de colmillos afilados, que por alguna razón Yas sentía que tenía algo que ver con todo lo que había pasado en su casa.
Llego el día en que Yas iría a visitar a su mamá al hospital, ya que le habían notificado del mismo que ya ella había recuperado la conciencia y podía recibir visitas.
El día estaba plagado por nubarrones grises que amenazaban una posible tormenta. Yas salió del departamento, despidiéndose de Gust y Camil, tomó el autobús hacia el hospital Local Epilef donde se encontraba su mamá, aun siendo tratada por las diversas quemaduras que recibió en el incendio.
—Buenos días.
—Buenos días —respondió una mujer regordeta con cara de pocos amigos detrás del escritorio de la recepción del hospital.
Era un lugar limpio, iluminado y casi completamente blanco.
—Vine a buscar a Alejandra Lehner.
—¿Nombre?
—Yas Lehner.
—Mmm déjame ver —hojeando y revolviendo algunas carpetas con papeles, la mujer tomó una de entre el montón.
—Sé que he visto ese nombre en algún lugar… ¡Ah sí, aquí está!, Alejandra Lehner, 38 años de edad, estatura 1.62, ingreso el 23 de noviembre a las 6:48 pm por graves quemaduras a causa de un incendio, ingresada de emergencia a la sala de operaciones.
La mujer hacía un gesto con su rostro dando a denotar una posible sospecha respecto a algo, el niño se ponía nervioso pensando en lo peor.
—Aquí menciona que fue trasladada al hospital psiquiátrico Zadomen el día de hoy por la mañana, menciona en el diagnóstico que sufría psicosis y alucinaciones, ¿supongo que tú eres su hijo?