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El timbre sonó, las clases habían terminado haciendo que cada estudiante empezara a guardar sus cosas y a largarse del colegio, pero cierta cabecita, al fondo del salón aún no se despegaba de su escritorio. Jungkook bostezaba con peresa, pues se había desvelado hasta Tardes horas de la noche repasando y estudiando lo fundamental para el examen que ni siquiera había alcanzado a terminar.

Jimin se había despedido a penas pudo, corriendo para alcanzar el autobús y llegar a tiempo a su tutoría de matemáticas.

El chico suspiró, despegando su mejilla de la mesa para guardar sus cosas. Caminó, arrastrando lo pies prácticamente, aún acomodando las los cuadernos en su mochila y soltando otro bostezo. Salió del establecimiento y en el autobús volvió a cerrar los ojos.
Al llegar a su parada se compró unas gomitas en el primer local que vió mientras pensaba dónde detenerse porque aunque hacía frio y el pronóstico no era demasiado bueno, no tenía ganas de llegar a su casa y encerrarse a estudiar otra vez.

Se sentó en uno de los tantos asientos vacíos de la plaza cerca de su casa, disfrutando el día. El lugar estaba casi vacío, solo rondaban algunas personas que a esa hora trotaban o perros acurrucados sobre el pasto buscando calor.

Jungkook sabía que su mamá lo regañaría por no llegar puntual pero en ese momento casi le dió lo mismo. Esa era su forma de procrastinar.

Recordó lo que había pasado el día anterior con aquel sujeto extraño, también se sintió estupido por correr asustado cuando el hombre solo tal vez iba pasado de copas o quería socializar.

— ¿Vas a casa?

— ¡Mierda!— El chico se espantó, casi cayendo hacia atrás, soltó el paquete sin querer pero enseguida vió manos grandes agarrar el envoltorio.

Al alzar la cabeza lo vió; El mismo hombre de porte elegante y mirada inquietante.

¿Por qué se lo encontraba de nuevo? ¿Por qué le hablaba? Ya estaba claro que no era una coincidencia encontrarse al mismo tipo tres veces seguidas y que el mismo le hablara como si se conocieran.

— ¿Nos conocemos?— Preguntó, confundido. Eso no le daba buena pinta... Primero la cafetería, el autobús y...

Las comisuras de la  boca del individuo se ampliaron ligeramente.

— Puede que si— Dijo, no como una duda si no afirmando el hecho.

Se sentó a al lado del muchacho apoyando una pierna sobre la otra y se hechó una gomita a la boca, antes de que Jungkook se diera cuenta el hombre ya estaba hablando de nuevo.

— O quizas no.

El pulso de jungkook empezó a acelerarse y no por lo guapo que era el hombre o por estar en alguna situación emocionante si no todo lo contrario, le pareció inquietante como Taehyung arrojaba la bolsa ya vacía y la pisaba. La marca de los dulces se arrugó bajo su zapato como el rostro de jungkook al ver al sujeto extender la mano.

— Lo importante es que desde ahora nos vamos a conocer— El desconocido por fin dejó de serlo aunque sea un poco al presentarse— Soy Taehyung, Kim Taehyung.

Pero el ambiente en lugar de aligerarse se volvió más pesado pues Taehyung sonrió, dejando ver sus dientes y como de ellos resaltaban cuatro protuberancias filosas. Colmillos.

Jungkook por fin entendió que no se había equivocado al tener un mal presentimiento.

Taehyung rió por lo bajo y él mismo agarró la mano del chiquillo para formalizar el saludo, observó la mano pequeña envuelta por la de él y al alzar la vista se le antojó apeticible todo el muchachito. Aquellos ojos grandes, su boca rozada o la suavidad de su piel, todo.

Monster /Vkook/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora