Monster /Vkook/

catorce

Jungkook abrió los ojos de a poco, sus ojos estaban hinchados y dolían por lo rayos de luz que llegaban a su rostro. Solo se movió un poco, ya que su cuerpo se sentía adormecido, se quejó al sentir su cuello desgarrado doler. No quiso seguir moviéndose.

No sabía donde estaba, el lugar era una habitación, la cama olía a menta mezclado con sangre, tal vez era la sangre que horas atrás brotaba de su cuello. La almohada tenía rastros de sudor. Jungkook deslizó con delicadeza la sábanas sutilmente pegada a la herida y se volteó para acurrucarse y cubrirse la cabeza. Podía asegurar por los intensos rayos de sol que habían afuera hacía calor pero dentro la temperatura era baja, su cuerpo estaba helado.

Cerró los ojos, sin querer recordar todo lo que había sucedido, no quería pero fue inevitable. Recordar a sus padres muertos lo hizo temblar, las lagrimas brotaron por inercia, pero estaba cansado así que no se molestó en limpiarlas o seguir sollozando.

Sus ojos miraban fijamente un punto de la habitación, procesando todo, reviviendo los gritos, la sangre... los gritos y la sangre. Recordó haber llorado en los brazos de Taehyung y no pudo sentir más que asco, asco de él por ser un desquiciado, asco de sí mismo por no haber evitado lo inevitable. No era idiota, sabía que ahora estaba secuestrado, Taehyung lo acechaba y le haría cosas horrible ¿No? ¿Que sería lo que quería? ¿Sangre, sexo, alguien a quien torturar? Jungkook sabía que tendría que dárselo pero antes muerto. Buscaría la forma de escapar y si era encontrado entonces no tendría otra opción que suicidarse. Sabía en lo que estaba metido, la muerte de sus padres se lo había dejado claro; Taehyung creía que el mundo era su patio de recreo.

La puerta se abrió, Jungkook tembló. Todo se repetía una vez más, era un circulo vicioso del que sería difícil de escapar.

Los pasos del vampiro cada vez sonaron más cerca, Jungkook cerró los ojos con fuerza, un lado de la cama se hundió, el corazón de Jungkook parecía querer salir por su garganta, los latidos resonando en sus oídos. La sábana se deslizó, dejando descubierta su cabeza. Y cuando todo no podía ir peor, el silencio de la habitación fue acaparado por aquella voz, horrible voz, Jungkook imaginó que de la boca de Taehyung saldrían gusanos.

— No has comido— Habló con calma el vampiro— Traje algo para que comas, levántate.

Jungkook no hizo caso, no quería. Se volvió a tapar la cabeza. Esa mierda se podía pudrir, Taehyung se podía pudrir.

— Oh, no vengas con una rabieta, tienes que comer para tener fuerzas.

Las manos de Jungkook apretaron y se fundieron con rabia en la sábana, si pudiera la hubiese roto.

¿Rabieta? ¿Estaba de broma? Él había irrumpido en su vida para arrebatarle su libertad y su familia y quien sabía que más y después hablaba de una rabieta. Jungkook se creyó mal de la cabeza por estar hablando con el asesino de sus padres, por siquiera soportar su presencia, pero si de locos era el tema, el cabía perfecto era ese bastardo.
¿Rabieta?

— ¿Rabieta...? Jodete— Y así como no había podido contenerse al pensar toda aquello tampoco pudo controlar su boca. Quiso golpearse al darse cuenta que estaba en aguas peligrosas.

Taehyung alzó una ceja. Esperaba de todo, palabras temblorosas, sollozos o suplicas, pero lo que había recibido como respuesta no estaba del todo mal. El chico tenía agallas.

Un silencio tenso reinó el ambiente. Taehyung respiró con tranquilidad, se tomó su tiempo en alzar el brazo y en acariciar aquella cabellera castaña, cerró los ojos al sentir como aquel cuerpecillo temblaba, recorrió con la yema de sus dedos su cuero cabelludo.

— ¿Sabes siquiera lo que has dicho?— Preguntó, deleitando sus labios con aquellas palabras, palabras que daban indicios de peligro.

Jungkook jadeó del susto, intentó abrir la boca para decir algo pero simplemente las palabras no salían, tampoco fue necesario porque los dedos que tan gentil lo estaban tratando se enredaron en sus hebras y tiraron con fuerza hacia atrás.