Capitulo 15

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Connie

























La oscuridad me rodeaba por completo, no se hallaba ni un rastro de luz. El frío me envolvía cómo un manto, uno del cuál no me podía deshacer, no importaba los esfuerzos que hiciese para luchar contra él. Mi cuerpo empezó a sufrir sus estragos, su aprisionamiento. Comencé también a estremecerme, no lo estaba soportando y era a causa de ese cruel frío, no sólo de la inquietante sensación que me había invadido por encontrarme dentro de esa horrible negrura... de nuevo.

No...

No de nuevo...

<<¿Dónde estoy? ¿Qué es esto? ¿Por qué no puedo ver nada? ¿Por qué...?>>

— Tranquila, no estás de nuevo en ese lugar. Todo está bien.

Una voz dentro de aquella aplastante oscuridad, fue lo que me ayudó a volver al aquí de golpe. Casi suelto un grito por su falta de ceremonia. Ahora siento a mi corazón completamente alterado.

Intenté hablar, pero los nervios y el pánico ya habían tomado el control de mí.

— ¿Q-quién es? ¿Q-quién está ahí?

— Connie, no te asustes. Soy yo...

Después de reconocer la voz sentí cómo todo mi cuerpo se paralizó por completo y cómo, al mismo tiempo, un gran alivio calmaba la tormenta que se había desatado en mis adentros.

— ¿A... Adela?— iba a decir algo más cuando de repente la luz se hizo.

Un destello azul apareció y lo iluminó todo. Este yacía flotando sobre la palma de Adela, quién se encontraba parada a un metro de mí. Usaba un largo camisón blanco, se asemejaba este tanto al tono tan pálido que tenía su piel y su cabello, igual a la nieve. Caía en rizos por en frente de ella. Cubría un poco su reluciente y serio rostro, pero aún así logré reconocer que se trataba de ella.

Ella de nuevo...

¿Pero qué era lo que significaba esto?

— Adela...— apenas logré soltar, pues de nuevo la tenía frente a mí y, aunque no entendiera el porqué de lo que estaba pasando con eso, una sensación gratificante se hizo presente por todo mi ser. Es extraño, pero de verdad me ha hecho sentir reconfortada esto. Niego y después trato de acercarme a ella. No deja de sostener ese destello que ahora brilla con un tono azulado sobre su rostro. Noto cómo una leve sonrisa se crea en ella después. Niego, aún sin dejar de temblar —. N-no... No puedo creer que seas tú.

— Lo soy, tranquila. Estoy aquí para guíarte.

— ¿Para guíarme? ¿Pe-pero dónde estamos ahora? ¿Dónde has estado tú?

— Eso te lo explicaré después, Connie. Ahora tienes que volver y enfrentarlos con normalidad.

— ¿Volver a dónde?

Al mundo real.

— ¿Entonces... esto qué es?

— Me puedo comunicar ahora contigo por medio de tu mente.

— ¿Q-qué? ¿Estamos dentro de mi mente?— eso sí que me dejó helada y más confundida que nunca, pues todo lucía muy extraño y se sentía tan real.

Hermosa Oscuridad (La Salvación De Las Almas) (En Curso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora