Elogios

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Si había algo que a Rei le encantaba recibir, sin duda eran los elogios de Kazuki y Miri.

Tal vez era consecuencia de toda una vida sin recibir ningún tipo de apoyo positivo, incluso cuando hacía bien su trabajo. Siempre había algo por corregir, algo por mejorar, algo que criticar, y un castigo en consecuencia por todo lo anterior.

Era por eso que cuando lograba algo, por pequeño que fuera, y su familia lo reconocía, se sentía muy feliz en secreto, tanto como para saltar y celebrar, lo que por supuesto nunca haría, pero la calidez que se instalaba en su pecho era realmente agradable.

¿Tal vez por eso le gustaban tanto los videojuegos? Recibir el cartel de buen trabajo cada que pasaba un nivel o completaba una misión le daba esa sensación de suficiencia que nunca antes recibió, al menos hasta que Kazuki comenzó a reconocer y celebrar sus pequeños avances.

La primera vez que hizo un desayuno decente, la primera vez que lavó correctamente los platos, o cuando tuvo la iniciativa de llevar a Miri a la guardería sin que nadie tuviera que recordárselo. Todo fue reconocido y aplaudido por Kazuki, y su corazón se sentía un poco más suave cada vez que eso ocurría.

Una parte suya entendía que ese incentivo era exagerado, que eran cosas cotidianas que cualquier adulto funcional debería saber hacer, pero para él todo eso era un mundo nuevo por descubrir, y agradecía cada vez que Kazuki lo alentaba y felicitaba por su esfuerzo.

Fue por eso que cuando descubrió lo complicado que podía volverse todo con su brazo hábil inutilizable, deseó volver al hueco de su bañera y no salir nunca más, o al menos no hasta que el brazo sanara, algo que en el fondo no sabía si quería que pasase...

No podía conducir el auto o la bicicleta, no podía cocinar ni lavar los platos, incluso cargar a Miri se volvía complicado si la niña no lo ayudaba colgándose de su cuello para que pudiera sostenerla con su brazo izquierdo. Tampoco podía jugar videojuegos o hacer algo tan simple como comer con palillos.

Acababan de terminar el desayuno que Kazuki preparó, y lo estaba viendo desde su lugar en la mesa mientras su compañero lavaba los platos que habían ocupado.

Quería decir algo, pero no sabía exactamente qué.

Ofrecer ayuda sería inútil. Disculparse por no poder ayudar tampoco parecía correcto, no cuando Kazuki supo que se inutilizó el brazo para que su padre lo dejase ir, lo que desencadenó en su compañero llorando mientras lo abrazaba, diciéndole que nunca en la vida podría compensarle por haber hecho un sacrificio tan grande.

"Era lo mínimo" recuerda que le respondió, y sólo consiguió que Kazuki lo abrazara más fuerte e hiciera un drama incluso mayor.

-Si me sigues mirando así, me harás un agujero en la nuca-la voz de Kazuki lo sacó de sus pensamientos. ¿Tan obvio había sido?

-Estaba pensando...-justificó mientras cambiaba la posición en la silla, señal para que Nugget saltara a su regazo, deseosa de recibir mimos y atención.

Kazuki no preguntó en qué pensaba y él no se lo dijo. Siempre su dinámica había sido así, pero por primera vez le supo mal. Si realmente se estaban convirtiendo en una familia, ¿no debían ser más abiertos el uno con el otro? Era lo natural, se supone.

Siempre le preguntaban a Miri por sus cosas o cómo se sentía, y ella hacía lo mismo con ellos. Además, si se lo decía, quizás Kazuki encontraría mil cosas que Rei pudiese hacer con una sola mano... Cosas que en verdad ayudaran y que fueran merecedoras de algún elogio por su esfuerzo...

Rei negó en silencio. Claro que le gustaba mucho cuando Kazuki era lindo con él, pero no debía hacerlo sólo por ello, ¿no? Debía hacerlo porque era su responsabilidad y parte del compromiso que había tomado cuando le pidió a Kazuki que se quedaran con Miri y fueran una verdadera familia para ella.

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⏰ Última actualización: Jul 14 ⏰

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