Capítulo 1

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País de las Maravillas

Los reinos se encuentran preocupados, las criaturas del bosque no saben cual será su destino.

-¡El mundo se está volviendo un caos! ¡La Reina de Corazones es un caos! -gritaba un plebeyo en medio del coliseo

-Entiendo su desconformidad por los acontecimientos recientes. -la princesa trata de manejar la situación. -El golpe de estado que la Reina de Corazones ha hecho en Auradon no es cosa de andar divulgando como si nada. Es un tema serio, por lo que les pido, mis leales súbditos, que se comporten ante lo que vaya a pasar con lealtad y honestidad.

-¿Dejará que la tiranía de la Reina se extienda a más lugares? Su madre prometió protección y seguridad. -más gente se junta para hablar pestes de la emperatriz del País de las Maravillas

La princesa se tarda en encontrar las palabras que su madre diría en esta situación. Pero ella no es su madre, por desgracia.

-La Reina de Corazones es una dictarora, sí. Trata a su pueblo y en general a todos como animales, sí. ¿Pero qué es lo qué deberíamos hacer? ¿Cambiarla? Tengan en cuenta que ella no es solo una reina de un reino como el de nosotros, es la emperatriz de todo el País, ella podría hacer lo que quisiera por voluntad y disfrutaría de ello. Pero sí juramos hacerle honor a nuestro reino, ella no podrá hacer su voluntad aquí. El Reino Blanco es nuestro.

-¿Qué deberíamos hacer nosotros? -pregunta un hombre, de su voz irradia la indignación. -¿Qué es lo que debería hacer usted? Se jacta de ser nuestra princesa, la que gobierna en la ausencia de la Reina Blanca, pero ¿qué es lo que ha hecho realmente por su pueblo? "¿Qué es usted?" Eso debería preguntarse.

La princesa toma un gran bocado de aire. "No es justo", piensa, ella. Y es verdad, no es justo que su propio público la esten acusando por algo que una tercera persona hizo. Ella no es la causante.

-Yo soy su princesa y regente. -alza la voz enojada, casi nunca lo hace, realmente nunca. -Mi palabra es autoridad, mis decisiones son para su bienestar. Hago todo por mis súbditos, por el reino, para mejorar. Pero solo recibo migajas de aquellos a quiénes pensé mis leales aliados.

-No es por ofender, mi princesa. -esta vez, es una madre la que habla. -Pero con la Reina Blanca nos sentamos más confiados y seguros.

-Lo sé... -le responde, su real alteza. Su garanta se cierra, acaba de recordar el fatídico día. -Créanme, estoy igual que ustedes. Con la diferencia de que no me socumbire al miedo. Seré fuerte por el reino y por...

-Alteza, hay una emergencia en el castillo. -un guardia real le avisa

-¿Qué pasará sí la Reina Roja se aprovecha de la situación? Sí la Reina de Corazones se encuentra asechando Auradon, otro será quién quiera tomar su lugar como emperatriz. -provoca, el hombre del inicio

-¡Mi tía no haría tal cosa! -defiende, la princesa. Su endurecimiento deja en silencio al coliseo. Nunca la habían tan enojada por la mención de su tía, la Reina Roja, Iracebeth de Crims

-Alteza, le suplico que atienda este asunto. -insiste

La princesa se aleja se la multitud, escuchando sus murmullos.

-¿Qué es lo que pasa? -pregunta más calmada

-Una intrusa, alteza.

Ambos se adentran a una habitación dentro del castillo Blanco. En el se puede ver a una joven forcejeando con otro guardia.

-Alteza, esta señorita se adentro al palacio y ahora parece estar delirando.

-¡Yo no soy una loca! -grita desesperada

Descendientes 5: Retorno de una ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora