Capítulo 2 [1/2]- Apuesta Cumplida

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La misma rutina de siempre, sin dejar de lado o cambiar algo, Yoko se encontraba sentada fuera de la sala de maestros esperando por su padre, quien se había retrasado por una reunión que tenía. La impuntualidad era algo que la colocaba ansiosa muchas veces, gracias al cielo su padre le había dicho que tardaría un poco así que necesariamente tendría que esperar un poco más, ella se limító a asentir y sentarse en aquel banco.

-¡Hey!- escucho una voz dulce y animada a su lado y volteó por segundos para ver si era ella a quien le hablaba aquella voz. -¿Me recuerdas? Soy Marissa.- la pelinegra se acercó y quedó de ella a una distancia prudente.

Marissa sabía que hacer, estuvo investigando y leyendo toda la noche anterior hasta el cansancio sobre lo que Yoko le había dicho que tenía. Aquello la había llevado a tener una de las peores discusiones con Ize, era obvio que su relación no iba de lo mejor y empeoró cuando Ize hacia todo lo que su amiga Faye pedía, según Ize, la utilizaba para hacer cosas que no se atrevía.

-¿Qué haces aquí sola?- pregunto de nuevo entrelazando sus dedos frente a ella.

-Tus mejillas son grandes.- comento Yoko sin pudor haciendo que Marissa se sonrojara casi de forma violenta. -Espero a mi papá.- respondió después desviando la mirada hacia algún lugar. -¿Tú qué haces aquí hablándome?- pregunto sin rodeos.

Marissa suspiro y recordó que aquello era normal en las personas como Yoko.

-Verás, solo quería saber si querías almorzar conmigo, puede ser en el lugar que tú quieras, no necesariamente tenemos que ir a la cafetería-hablo rápidamente la pelinegra y sonrió con nerviosismo. -¿Quieres...

-Fuera, Marissa.- ordeno Faye al llegar a dónde las dos menores estaban. -¿No me escuchaste?- pregunto colocándose frente a la pelinegra en un intento de enfrentarla.

-Nos vemos luego Yoko.- murmuró Marissa sin dejar de mirar a Faye frente a ella.

Yoko asintió mirando hacia cualquier lugar menos a las chicas que estaban por soltarse a golpes. Marissa se retiró sabiendo que si seguía dando la contra a lo que Faye decía probablemente tendría una discusión con Ize, como era últimamente cada vez que trataba de defenderse.

-Hola, Yoko.- saludo Faye "coqueta" sentándose a lado de la pelicastaña. -Te ves muy bien hoy-continuó charlando mientras Yoko fruncía el entrecejo sin entender que estaba sucediendo.

Algo extraño de seguro pasaba, se habían acercado a ella dos de las chicas mas populares del instituto, una de ellas siempre se burló de su condición y probablemente la otra río de aquellas bromas. Yoko sabía lo que Faye era y también lo que hacia con todas las personas, pero eso no quitaba el hecho de que siempre admiró su belleza, la forma en la que se movía entre la gente. La tailandesa era inteligente, sabía lo que hacía y sabía cómo hacerlo, por eso Yoko no sabía que reacción tener pero se sentía realmente bien.

-Gracias.- susurro mirando hacia los casilleros. ¿Por qué estás hablandome?- pregunta mirándola de reojo, notando como la
castaña rodaba los ojos y quiso sonreír, había sido un gesto lindo.

-Porque me apetecía hacerlo, además estabas sola.- aseguró
acercándose un poco más a la tailandesa.

-Marissa estaba aquí, no estaba sola.- comenta haciendo que la tailandesa suelte un bufido.

-Olvidemos a Papichaya y hablemos de nosotras.- propone jugando con el cabello de la menor. -He visto cómo me observas, primero pensé que era acoso como todos esos raros, después mire que te muerdes los labios cada vez que yo hacía algo que te gustaba.- aseguró haciendo que la pelicastaña se colocará nerviosa.

-No es verdad, nunca, n-no... No es verdad. murmuró tratando de respirar profundo para no tener algún tipo de crisis.

¿Tan obvia fue? ahora Faye la odiaria más de lo que probablemente ya lo hacía como a todos los de su clase, era obvio eran a los que más molestaban siempre.

-Hey, tranquila no me desagrada, me hace sentir bien.- aseguro acariciándole el brazo con la yema de los dedos mientras la observaba con atención.

Al sentir el contacto de su piel contra la de Faye también pudo sentir como la piel se le erizaba y el cosquilleo en su estómago, parecía la misma sensación que la gobernaba cuando la surcoreana sonreía. Quería alejarse, pero aquello estaba gobernado sus sentidos, necesitaba sentir un poco más, por eso acepto la propuesta de Faye de ser visitada esta tarde en su casa, sería la primera vez que alguien la visitará que no fuera Neko o las "Five" cómo les llamaba a ese grupo de amigas.

-¿Qué estás haciendo Faye?- pregunto Marissa una vez que Faye se alejó de Yoko y llegó a la zona de casilleros, tomándola del brazo de manera brusca la hizo detenerse. -¿Por qué comenzó a interesarte Yoko?- pregunto de nuevo sin soltar el brazo de la castaña, quien con un tirón se soltó de su agarre ya que comenzaba a lastimarla.

-No es tu asunto, Papichaya.- gruñó haciendole frente a la pelinegra. -Jamás repitas lo que acabas de hacer. Eres la novia de mi mejor amiga, pero eso no significa que no pueda destruirte, así que mantén tus enormes mejillas fuera de mis asuntos.- ordeno golpeando el hombro de la pelinegra con su dedo índice. -Será la última vez que te lo diga.- dicho eso se marchó sin inmutarse, tenía cosas que planear para esta tarde y jamás pensó que sería tan fácil, se desharía de Yoko lo más rápido que imaginaba y eso era seguro.

-Hey preciosa.- saludo del otro lado del pasillo una chica de cabello castaño a una pelinegra con el semblante totalmente serio. -¿Estás bien Lloyd?- pregunta abrazándola por la cintura y la pelinegra asintió dejando sus libros bien el casillero antes de voltear hacia la pelicastaña sin alejarse de ella. -¿Segura?- pregunta otra vez acariciándole la espalda.

-Vamos a casa.- responde Marissa abrazándola por el cuello haciendo que la mayor la mire confundida. -Vamos a casa, Papich.- repitió ladeando su cabeza y la pelicastaña entendió lo que sucedía, entonces le dedicó una sonrisa ladeada y asintió dando un ligero apretón a su cintura.

[...]

Yoko no sabía como funcionaban ese tipo de cosas, Neko su compañera en la clase especial, le había explicado un par de cosas, lo normal para un "iré a tu casa esta tarde, veremos algunas películas" no sabía como tomarlo y esperaba que lo dicho por la chica de cabello llamativo haya sido incorrecto en la mayoría, pero seguro era verdad, Neko era la más "normal" de aquella clase, solo padecía de un ligero déficit de atención y su padre solicito ayuda para ella. Si todo lo que le dijo fuese verdad ¿Cómo actuaría o que haría? era inexperta en prácticamente todo, tanto que aún no daba su primer beso, aquello parecía inquietarla, sería la primera vez en la que estaría cerca de Faye, no sabía cómo actuar y eso podría arruinar cualquier cosa que sucediera. También le desconcertaba un poco aquello por lo rápido que sucedieron las cosas, apenas y logró decir algo y Faye ya había decidido visitarle esta tarde, no le molestaba en lo absoluto, pero sentía que algo no iba bien.

La castaña mencionada, se encontraba frente a la casa de la pelicastaña clara, quería acabar con cualquier cosa que la tuviese bajo amenaza, haría lo que tenía que hacer y saldría de ahí. Yoko sería historia para ella o eso esperaba, no toleraría tener a alguien como la menor detrás suyo todo el tiempo eso le arruinaría la reputación e imagen.

Suspiro profundamente y toco el timbre un par de veces.

-Hola, señor Lertprasert.- saludo "amablemente" al sujeto bastante alto notando como su quijada se tensaba. Faye sabía bien que aquel no era su apellido, era su director y quería molestarlo un poco.

ASPERGER - ADAPTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora