Capítulo 6 - Nueva amiga

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-Vamos Faye, juega con el tío YG.- pedía el hombre con sonrisa retorcida y maldad en la mirada. -Tienes que ser buena niña, ven aquí.-ordenó con brusquedad palmeando su regazo.

La pequeña castaña hizo un puchero antes de negar, no quería ser la niña buena de "el tio YG". Faye no entendia a que se refería el hombre con aquello, ella era niña buena, hacía sus deberes y se portaba bien, la ama de llaves o nanny, como ella le llamaba, a menudo la felicitaba por portarse bien, incluso hacia las compras con ella. Sus padres, cómo siempre, no se encontraban en casa, su madre se mantenía ocupada siendo directora y accionista de una compañía de medios y su padre director de un hospital.

-¡Faye ven aquí!- ordenó de nuevo el hombre haciéndola saltar del susto. -¡Debes obedecer a tus mayores, tú padre estará muy molesto si no subes ahora mismo!- aquellos gritos habían hecho que la pequeña de ojos felinos se horrorizara a tal grado de romper en llanto. -¡Niña mala!- el hombre seguía gritando y la tomo por el brazo acercándola a su cuerpo. En un movimiento la recostó boca abajo en su regazo para después darle un par de fuertes palmadas, haciendo que Faye casi se ahogará en llanto.

-¡No!-grito la tailandesa saltando de la cama con fuerza, casi haciéndose daño al caer de pie al piso. -No.- susurro abrazándose a si misma.

Había tenido otra pesadilla, más bien, había recordado mediante un sueño lo que había sufrido en su infancia.

-¡Ize!- grito de nuevo saliendo de su habitación con el rostro
humedecido por las lágrimas. Sabía que Ize se había marchado lo sabía muy bien, pero no perdía las esperanzas de encontrarla en aquella habitación abrazada del pollo enorme que le regaló en su cumpleaños o buscando algo que olvido. - Izi.-sollozo abrazando la almohada de la que era su compañera hasta hace unos días.

Estaba completamente sola, lo sentía hasta los huesos.

[...]

-Por favor señor Brüschweiler, Yoko necesita un cambio de imagen.- aseguró Marissa golpeando levemente el muslo de Yoko para que siguiera el plan. Marco observó el puchero de Yoko y entrecerró los ojos aunque la tailandesa no lo veía fijamente.

-La última vez que escuche eso, Neko me devolvió a mi pequeña con el cabello castaño.- negó cruzándose de brazos. Estaba fingiendo, dejaría que Yoko fuera de compras y tuviese el cambio del que Marissa hablaba, la pelicastaña parecía estar mejor desde que Lloyd la visitaba y sacaba a dar paseos.

-Bueno, yo planeo ponerle un color más oscuro.- aseguró orgullosa y el mayor dejó salir una pequeña carcajada. -Le prometo que no gastaremos mucho y que traeré a Yok sana y salva. Tengo su número, sé el número de emergencia, tenemos la medicina por si se pone mal y seré la persona con más paciencia que existe.- tomo una bocanada de aire al terminar de decir aquello y sonrió orgullosa. -Por favor.- pidió Marissa mirando que Yoko mantenía el puchero como habían acordado, pero la pelinaranja veía hacia la ventana entretenida con algo y no a su padre, como debía hacerlo. Aquello le pareció tan tierno y se sonrojo al escuchar el carraspeo del señor Brüschweiler.

-Bien, aquí está mi tarjeta.- extendió el pedazo de plástico hacia Marissa. -Yoko sabe que hacer, ¿Verdad amor?-pregunto sintiéndose orgulloso cuando la menor asintió sonriendo levemente. -Por ffavor Marissa éste llámame si sucede algo. Estaré esperando a que terminen su tarde de chicas para ir a por ustedes.- informo mirando a su hija. -Yoko, no te apartes de ella y mantente de su mano siempre ¿Bien?-pregunto levantándose de la silla al igual que las menores.

-¡Gracias señor Brüschweiler!-dijo Marissa efusivamente antes de ir hacia él y abrazarlo. -Llamaré cuando acabemos las compras.- aseguró la australiana antes de apartarse.

ASPERGER - ADAPTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora