𝙂𝙞𝙧𝙡𝙮 𝙋𝙤𝙥! [Quackity x Male!Oc]

155| Un antes Y un después

Al llegar a la que alguna vez fue su casa observó a Alexis entrar a esta con bolsas de compras. Suspiró profundamente y luego de repasar sus opciones en su mente bajó del auto y se acercó al de Alexis bajando las bolsas del super que quedaban.

Una vez cerró el maletero avanzó adentro y cuando pasó la puerta chocó con el cuerpo de Alexis. Este pareció asustarse un segundo pero le sonrió apenas reconocerlo.

"Hola..." Le saludó el mayor tratando de no sonar tan emocionado.

Alejandro asintió a modo de saludo y avanzó junto a Alexis hasta la cocina donde dejó la compra. "¿Dónde está Nancy?" Soltó.

Alexis no tardó en señalar arriba. "Los viajes en coche la duermen, así que esta en su habitación durmiendo."

Alejandro asintió y se mantuvo callado por unos momentos, mismos donde se apoyó de la isla de la cocina. "Alexis, no vine solo a preguntar por Nancy." Le miró, estaba tenso y podía sentir sus nervios por todo su cuerpo.

"Esperaba que dijeras eso..." Respondió con dulzura sonriéndole suavemente. No pudo controlarlo pero su mirada se dirigió a los músculos que se marcaban por la camisa que el chico pálido usaba, estaba muy en forma y ese cambio le encantaba.

"Lo pensé..." Murmuró. "No pude sacarte de mi mente estos días. De verdad quisiera intentarlo, pero me asusta..."

"¿Terminar igual?" Preguntó Alexis. "Créeme que es algo que también me asusta." Confesó.

"Es una posibilidad, pero al menos sabremos que nunca fuimos para el otro." Dijo Alejandro.

Alexis asintió y se acercó a de ojos de color brindándole un abrazo, creyó que iría bien con la situación, no bastó más de dos segundos para sentir como Alejandro le devolvía este con fuerza.

"Perdón." Al escucharle Alejandro sonrió soltando un suave suspiro.

Segundos después se separaron. Las manos de Alexis seguían en los hombros ajenos, no podía mentir, le gustaba como se sentía la sensación bajo su tacto. Bajaba sus palmas lentamente por sus brazos sintiendo lo fornido que estaba, hasta sonrió inconsciente. Alejandro lo conocía bastante como para saber lo que la mirada de Alexis transmitía, así que se acercó un poco a este como un león vigilando su presa.

Sus manos viajaron al cuello del de greñas hasta estar en un equilibrio entre este y sus mejillas tomándolo por los costados. El de greñas observó sus labios sintiéndose intimidado por el de ojos de color, esto no había sucedido antes.

Alejandro miró los labios del contrario y lo besó con ansias, Alexis sintió un sin fin de sensaciones y llevó sus manos a los brazos del chico para posteriormente colocarlas en su pecho. Hace mucho no sentía esa sensación de mariposas en el estómago.

Sus mejillas estaban rojas ante cada beso robado. Se sentía tan bien que suspiró un poco cuando el de ojos de color se separó. No tardó nada cuando alzó sus brazos y su camisa fue retirada de su cuerpo, su pecho al descubierto ante Alejandro le hizo sentir un poco de pena. Lo conocía completo pero algo le hacía sentir pena, tal vez los meses que se mantuvieron lejos.

Desde el divorcio no pudo evitar sentirse con baja autoestima. No se sentía tan atractivo como Alex le hacía sentir y ver, claro, era él quien siempre trabajaba en subirle el ego haciéndolo sentir como la persona más sensual del mundo.

Alejandro se relamió los labios mirando el torso desnudo del chico recordando lo atractivo que era ante sus ojos. Cuando retrocedió algo en el mayor pensó que era por su cuerpo, pero no. Lejandro separó y nada más hacerlo comenzó a desabrochar su camisa de botones negra, la cuál usaba para su cita (misma a la que huyó).

La camisa salió por sus brazos y al chico frente al él le brillaron los ojos al ver lo muy en forma que estaba. Sus bíceps eran marcados y fuertes, solo pudo imaginar un sin fin de escenarios con ellos. Era increíble lo delicioso que se le hacía el pálido, le hacía sentir tantas cosas que parecía ser que no estuvieron casados y con una hija de por medio.

Alejandro volvió a tomar a Alexis de la nuca, robandole el aliento. Se extrañaban y sus cuerpos lo sabían.

Era distinto. Estuvieron tanto tiempo separados que se notaba. Allí mismo sobre la mesa de la cocina los jadeos y besos fueron suaves, como si fuera una dulce melodía. Se amaban y se extrañaron demasiado, se notó todo esto en ese momento que, más que sexo, estaban haciendo el amor. Ambos lo sabían.

El momento marcó un antes y un después en su relación.

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