CAPÍTULO 1

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¿Alguna vez... han tenido la experiencia o les a pasado que la persona que dice no amarlas, les da indicios de que en realidad sí lo hace, pero al final el mismo dice que no les ama?

Pues es exactamente lo que le pasa a El Cid, quien desde hace un tiempo se ha dado cuenta de que no ve a su compañero de sagitario con "ojos correctos" ¿Por qué? Porque los caballeros de Athena están prohibidos porque sirven a ella, lo cual es lo que lo ha hecho divagar y sentirse mal de sus propios sentimientos, pero tenía que guardarse sus propios pensamientos no tenía con quien ir para preguntar, ¿Lo juzgarán? ¿Le mirarían mal? ¿Lo humillarian por eso?
Por amar a un hombre y no cualquiera hombre a uno quien se supone era su compañero de armas, a quien tenía respeto y a quien todos creían que era su amigo, casi su hermano, pero él lo sabía, tenía entendido que no podía ser, eso le dirían los demás, pero él sabía que la razón era mas allá de eso, era Athena.

— Mis sentimientos por ella no son para nada buenos de un santo dorado.

La primera vez que le escucho decir eso de sintió bastante mal.
¡ Que barbaridad ! ¿Cómo competir contra eso? Cómo podría siquiera el compararse con aquella mujer tan hermosa que era Athena ¿Quién en su sano juicio cambiaría las caricias que podría darle una mujer como ella por sentir las caricias de unas manos duras y rasposas? A consecuencia de tanto entrenamiento durante años se sentía realmente mal porque en su mente jamás pasarían pensamientos de hacerle daño a su Diosa ella era buena, era poderosa, era hermosa, justa... Él ni en sueños podría compararse con alguien de tanta belleza.

— Permiso para pasar por capricornio.

Se escuchó cerca, el caballero de dicha casa volteo a ver a la dirección y se encontró con el caballero de Acuario.

— Hola... Disculpa que interrumpa. – hablo con calma.

— No hay problema. – hablo mientras recogía algunas cosas.

Degel miró que el lugar estaba un poco desordenado, algo no muy propio de El Cid, sabía que era una persona reservada y pocas palabras así que no quiso preguntar nada acerca de la situación.
Había visto a Sísifo salir de allí pero no parecía que hubiesen peleado o al menos eso imaginó él.

Momentos antes, el santo de Sagitario y Capricornio se encontraban hablando trivialidades de la vida, aunque que claro, hablaba más uno que el otro.

— Dentro de poco... Empezará la guerra. – hablo Sísifo.

— Es verdad... Estaremos listos para lo que venga.

Pero entonces la conversación cambio... El Cid estaba decidido a decirle lo que sentía.
Ya que había visto algunas cosas que le animaban a querer confesarse con él.

— Oye... – Mirando fijamente el horizonte – Sísifo, ¿has pensado alguna vez en... en lo que significa ser un Caballero?

— Bueno... – hablo estirando sus músculos–  Por supuesto, Cid. Es un destino, una carga y un honor. ¿Por qué preguntas?

– Es solo que... a veces siento que mi cosmos, mi fuerza, todo lo que soy, está destinado a protegerte. – habló sin pensarlo

— Ah. – Sonriendo amistosamente– ¡Claro que sí, amigo! Somos hermanos de armas, nos protegemos el uno al otro.

— No... – Suspirando se quito la protección de la cabeza y le miró. – No es solo eso, Sísifo. Siento algo más por ti. Algo que va más allá de la camaradería.

– oh... – Su sonrisa se desvanece, sorprendido. – Cid... no sé qué decir.

Por un momento lo dudo pero... Era mejor así...

Amado Capricornio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora