Martes 21de noviembre
—Mi mamá te manda esto —Nate se sentó junto a Ethan y le extendió el traste con desayuno que Soohye había mandado para el mayor.
—Tu madre es un amor —Comento con una pequeña sonrisa, abrió el traste, su estómago rugiendo de anticipación al ver la deliciosa lasaña que no dudo en probar con el tenedor que el pelirrojo le extendió —Dios, esto esta tan delicioso~
Nathaniel soltó una risita, recostando su cuerpo en la banca de aquella azotea donde se conocieron, su cabeza tomando lugar en el regazo de Ethan, quien sin problema alguno se acomodó para que el menor estuviera más cómodo.
—Oye fresa —Hablo el más alto unos minutos después al notar los ojos de Nate cerrados, este contesto con un simple ruido de garganta para confirmar que seguía despierto, Ethan dejo su traste vacío de lado y miro al menor en su regazo —¿Te puedo preguntar algo? Lleva semanas matándome la curiosidad.
Nathaniel abrió los ojos despacio, Ethan los observo un momento, el color avellano dominaba la mirada del menor, pero aquel tono verdoso estaba presente haciendo que sus ojos se vieran más bonitos aparte de su forma gatuna.
—¿Qué es? —Pregunto en un murmuro, al estar cerca no tenía necesidad de hablar realmente alto, sus palabras llegando a los oídos de Ethan tan suave como la brisa.
—Tu cabello —Murmuro de la misma forma llevando sus manos a la cabellera contraria, sus dedos mezclándose con suavidad en los mechones rojizos —Siempre es rojo... Se ve que te creció en los últimos meses, sin embargo, no veo raíz oscura nunca y tienes descendencia coreana, además de que tus rasgos y los de tu hermano son más similares a los de tu madre, se nota que lo pintas porque es intenso, pero... ¿Cómo nunca tienes raíz?
Nate soltó una risita y cerró los ojos despacio ante las caricias que seguía recibiendo en su cabeza.
—Es por el gen MC1R que herede—Susurro bajo y abrió los ojos cuando las caricias cesaron, lo primero que noto fue el rostro confundido de Ethan haciéndolo reír bajo —No sabes que es, ¿verdad?
—¿Si digo que no, me veré como estúpido?
—No —Rio bajo —No todos lo conocen —Se reincorporo junto al mayor, acercándose un poco para quedar sentado a unos centímetros de Ethan —Soy pelirrojo natural.
—No te lo creo ¿Eso es posible? ¿Un coreano pelirrojo?
Nathaniel rio y asintió repetidas veces.
—Es en serio, mi abuelo paterno era de Alemania, él era pelirrojo y tenía pecas al igual que yo, obviamente fue raro ya que mi madre es coreana y mi padre no heredo ese gen, además de que Dan y yo tenemos más rasgos coreanos, pero cuando me hicieron estudios resulto que yo nací con aquel peculiar gen.
—¿Tienes fotos? —Nate asintió y saco su celular, segundos después se lo extendió a Ethan quien lo tomo con mucha curiosidad.
En la pantalla se mostraba a un pequeño Nathaniel de al menos tres años sentado en el regazo de una bella mujer, ambos sonreían, y claramente se podía observar los cabellos rojizos del menor y las pocas pecas de su rostro.
—Pero si mira~ es una fresa bebé —Se "burlo" el mayor provocando el sonrojo de Nate.
—Ya~ —Se quejó quitándole el teléfono.
—Oye fresa, en la foto te vez menos pelirrojo de lo que se ve un pelirrojo normalmente.
—Sí, es porque soy castaño rojizo al no heredar el gen directamente de mis padres, cuando era bebé se veía más pelirrojo, cuando cumplí el año se oscureció un poco sin dejar de tener el toque rojizo, ahora que entre al secundaria empecé a usar matizador rojo para intensificar el color.
—Entonces te gusta ser una fresa.
Nate sonrió un poco.
—Sí, se podría decir que sí —Sonrió.
—Bueno, niño fresa —Se colocó de pie —Vámonos que ya están por empezar las clases.
Nate asintió y ambos bajaron, Ethan llevo al menor a su salón como las últimas dos semanas y luego se fue al suyo, ambos esperando con ansias que las clases terminaran para juntarse nuevamente, aunque ninguno lo notaba y lo tomaban con necesidad de irse a casa y dejar las aburridas clases atrás.
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Nuestro destino
RomanceEthan anhelaba que el final llegara. Nathaniel disfrutaba cada día que pasaba. Ninguno creyó que sus caminos se cruzarían, sin embargo, no todo fluye como nosotros pensamos, el destino era sabio y aquel encuentro en aquella azotea había sido pre...