Martes 27 de febrero
—Mira esa, se ve muy linda —Señalo hacia el cielo, siendo específicos, a una nube que se encontraba algo alejada del resto de nubes.
—Parece una fresa —Dijo Ethan y Nate volteo a verlo con una mueca, completamente em contra de la respuesta del mayor.
—¡Todas son fresas para ti, Ethan! —Se quejó cruzándose de brazos haciendo al mayor reír por lo tierno que se veía haciendo berrinches, la pequeña nariz de botón arrugadita.
—Si, es cierto... Tal vez sea porque últimamente pienso mucho en fresas... —Comento inocentemente, una parte muy dentro de él esperando que le menor entendiera la indirecta.
Tristemente para él, no fue así.
—¿Tienes hambre? —Cuestiono en cambio el menor, sentándose sobre la manta que tenían sobre el piso de aquella azotea.
Llevaban media hora tirados en el suelo sobre una manta que Ethan había conseguido, ambos observando nubes, ya que estaban en hora libre por una junta de maestros, acostados hombro con hombro, un momento cómodo para ambos, donde sentían aquella paz que se brindaban entre ellos.
—¿Qué?
—Es que estás pensando mucho en fresas ¿Sera que es porque tienes hambre? Mamá te mando desayuno hoy también —Sonrió y tomo la bolsa que traía con su comida y con la comida que su madre le preparaba a Ethan cada mañana —Siéntate, vamos a desayunar juntos.
Ethan asintió, quedándose unos minutos observando al menor antes de recargar sus manos en el suelo para sentarse, realmente, desde que accidentalmente admitió sus sentimientos por Nate frente a la madre de este, descubrió su gran afición por observar el adorable rostro del menor, el cómo sus ojos brillaban por el simple hecho de existir.
—¡Mira! —Dijo el pecoso tomando una rebana de fresa con un pequeño tenedor —Mamá mando fresas, justo lo que querías —Sonrió y estiro su mano con el tenedor ofreciéndolo al mayor, quien no dudo en tomar la fresa entre sus labios, su mirada desviándose a los labios de Nate.
—Deliciosa —Dijo al acabar la fresa, observando al pelirrojo, quien luchaba con su cabello, el cual había dejado crecer los últimos meses un poco y se movía con la brisa.
Ethan se acercó un poco más al menor y con total delicadeza tomo el mechón rebelde con el que Nate luchaba para posarlo tras su oreja. Sus miradas conectándose como cada vez que sus cuerpos sentían la mínima cercanía contraria. Nate sonriendo al ver los ojos del mayor más felices que aquella vez que los vio por primera vez y Ethan se sentía contento de poder tener el privilegio de observar de cerca los pequeños ojos gatunos color avellano con detalles verdosos del menor, privilegiado de simplemente tenerlo en su vida.
—Amm, esta parece escena de película... —El menor aclaro su garganta y se alejó un poco, tomo otra fresa con el tenedor y lo extendió al mayor —¿V-vas a querer más?
—Yo... Si, gracias —Sonrió levemente aceptando la fresa, intentando ignorar completamente el fuerte latir de su corazón y el cómo sus mejillas comenzaban a calentarse.
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Nuestro destino
RomantikEthan anhelaba que el final llegara. Nathaniel disfrutaba cada día que pasaba. Ninguno creyó que sus caminos se cruzarían, sin embargo, no todo fluye como nosotros pensamos, el destino era sabio y aquel encuentro en aquella azotea había sido pre...