10. Víspera de navidad 1/2

4 2 2
                                    


Domingo 24 de diciembre.

Ethan reía observando a Nathaniel quien aplastaba su cabello con ambas palmas levantándolo, haciéndose diferentes peinados locos.

—Ethan —Le llamo y el mayor se levantó parándose junto al chico —¿Nunca te has preguntado cómo te verías pelirrojo?

—Claro que no, me gusta mi cabello.

—Y... ¿No te gustaría probar algo nuevo? —Se giro quedando cara a cara con el mayor, quien retrocedió un paso al ver las manos de Nate manchadas.

—No y realmente no estoy interesado —Negó despacio, aun retrocediendo de las sucias manos del menor quien lo seguía con una pequeña sonrisa malévola.

—¡Aléjate pequeña fresa diabólica! —Grito corriendo por toda la sala de los Lee, huyendo de un adorable Nate manchado de matizador para cabello rojo.

Las clases habían terminado una semana atrás, y durante esos días Nate y Ethan se habían hecho más unidos de lo que eran, el mayor yendo a comer todos los días a casa del menor, siendo "obligado" por la madre de este, pasando algunas horas cantando juntos las canciones que el castaño tocaba en su guitarra, y haciendo diversas actividades junto a la gatita que, aunque estuviera nevando salía de su casa para ir a pasar sus tardes junto aquel par de jóvenes.

Ambos lo disfrutaban, aunque el mayor a veces tomaba su actitud desinteresada y distante, nunca faltaban los momentos donde había risas como las que se escuchaban en ese instante por parte de Nathaniel.

—¡No huyas! —Se quejó el menor.

—¡Entonces no me persigas con tus manos cochinas!

—¿Cómo que manos cochinas? —Soohye entro a la sala con una sonrisa al escuchar tantos gritos y risas.

Sonrisa que se borró al ver a su hijo menor batido con su cabello húmedo y rojo, sus manos manchadas al igual que su ropa mientras perseguía a Ethan con la obvia intención de mancharlo.

—¡Nathaniel Min Hoffmann! —Grito haciendo que el ruido de la sala se detuviera, así como los menores —¿Qué haces en mi sala todo sucio?

—M-me matizaba el cabello...

—Sabes que eso es en el baño de tu habitación, imagínate que ensucies algo.

—Perdón —Murmuro bajado la mirada, sus deditos jugando entre sí.

—Anda a bañarte —Ordeno y el menor se fue con la cabeza gacha directo al segundo piso, mientras que Soohye aun en la sala miraba a Ethan que seguía inmóvil en su lugar —Y tú Ethan Miller, no le vuelvas a decir diabólico a mi hijo ¿Entendido?

—Si señora Kim, lo siento señora Kim —Murmuro apenado y algo intimidado ante la seria mirada de la mayor.

Soohye asintió y luego sonrió nuevamente.

—Ahora que ya está en paz mi sala, quería decirte algo Ethan —Hablo con su cálido tono de voz, el menor no tardo nada en levantar la mirada —Gracias por hacer reír tanto a mi Nathan.

—No es nada señora Kim... Me divierto cuando estoy aquí.

—Y eso me alegra querido, ¿Te quedaras a cenar?

—Y-yo... Oh, discúlpeme —Murmuro bajo al escuchar su teléfono sonar, lo saco de la bolsa de su pantalón y observo el nombre en la pantalla —Y-yo... Debo contestar.

—Bien, iré a ver la comida.

Cuando la mayor se regresó a la cocina, Ethan contesto su teléfono y lo coloco en su oído, sus manos empezando a sudar por los nervios que lo inundaron.

—Pa-

¿Dónde estás? —Interrumpió la otra persona, Ethan suspiro —Contéstame, Ethan Miller, ¿Dónde se supone que estás?

—Estoy con un amigo...

¿Y qué mierda haces en casa de un amiguito cuando estuviste jodiendo a tu madre por semanas para que viniéramos en noche buena?

—Yo... No pensé que vinieran....

—Sera mejor que vengas en menos de media hora o te juro que nos regresamos.

—Sí, ahora voy —El mayor corto la llamada y Ethan fue a la cocina donde Soohye se encontraba.

—Señora Kim —La llamo y esta se volteó a verlo con una sonrisa.

—¿Qué pasa, cariño?

—Me tengo que ir, le agradezco la invitación, pero mis padres regresaron a casa y me llamaron.

—Oh, está bien, espero tengas una linda navidad Ethie, no olvides visitarnos pronto.

—Lo hare, igual les deseo una excelente navidad, señora Kim, despídame de Nate y dígale que luego vengo.

Soohye sonrió y se acercó al menor, le dio un beso en la mejilla y un abrazo, al separarse Ethan le sonrió a la mayor y después de despedirse de nuevo se retiró de la casa Hoffman-Kim, una pequeña parte de si esperando ser tan bien recibido en su departamento como en aquella vivienda. 

Nuestro destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora