19| ¿Se repite la historia?

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HINATA no estaba espiando

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HINATA no estaba espiando. De verdad. Sólo quería saber de qué estaban hablando. Esperaría un minuto más y luego les haría saber que se encontraba al otro lado de la puerta.

Pero en ese momento empezaron a hablar de ella. El corazón de Hinata se hinchó. Se sentía tan llena de amor que le parecía que le iba a explotar en cualquier momento. Naruto pensaba que era brillante. Y preciosa.

Y, de pronto, fue como si alguien le hubiera sacado el corazón del pecho y lo hubiera tirado al suelo. Casi podía verlo a sus pies, aplastado.

Naruto no la amaba. Se llevó la mano a los labios para no gritar. El dolor que le estaban causando sus palabras era casi insoportable. Las lágrimas empezaron a resbalarle por las mejillas sin poder evitarlo.

Oyó todas las palabras de Naruto y todas las respuestas de Menma. Su marido pensaba conformarse y vivir a su lado, sin amarla. Bien, pues no iba a consentirlo. No podía permitir que malgastara su vida a su lado pudiendo encontrar a su verdadero amor en otra parte.

La vida de Hinata nunca había sido fácil. Pensándolo bien, no sabía cómo se podía haber creído que iba a conocer a un buen hombre, enamorarse y casarse con él. A las mujeres de su familia no les pasaba eso.

Supo lo que tenía que hacer. Tenía que devolverle su libertad. Él la había llevado hasta Londres, así que le debía un favor. Sabía que no iba a ser fácil superar el dolor de la separación, pero no podía obligarlo a estar a su lado contra su voluntad.

Cuando Hinata se volvía para marcharse, alguien la sorprendió.

—Hay que ver, escuchar detrás de las puertas no es propio de damas educadas —le echó en cara Menma.

Ella se secó las lágrimas y enderezó la espalda.

—No estaba escuchando.

—Claro que sí —replicó Menma, acompañándola hasta el salón—, y probablemente has oído más cosas de las que desearías. Siéntate, por favor —añadió, ofreciéndole su pañuelo y señalando hacia una silla.

Hinata prefirió caminar por la habitación.

—Oh, no —murmuró Menma—. Hinata, Naruto no sabe lo que dice. Dale un poco de tiempo.

Hacía poco que conocía a Naruto, pero nunca le había oído mentir. Sabía exactamente lo que estaba diciendo. No la amaba y lo más probable era que no llegara a hacerlo nunca. 

Si las experiencias de los últimos días no los habían unido, ¿Qué lo haría? Hinata no se veía capaz de quedarse a su lado, sabiendo que no tenía espacio para ella en su corazón.

—Hinata —empezó a decir Menma con suavidad.

Ella se volvió hacia su cuñado bruscamente.

—¿Conoces al mayor Sannin?

El Encanto de un LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora