En medio del tiempo que se desvanece,
donde los instantes se vuelven fugaces,
hay algo que nace y se fortalece,
un sentimiento que no quiere deshacerse.
Es como un susurro en el viento,
que acaricia el alma con suavidad,
una conexión que va más allá del tiempo,
un lazo que anhela perdurar en la eternidad.
Es ese momento que se hizo eterno,
en el que nuestras miradas se encontraron,
donde el corazón latió con más fervor,
y el mundo a nuestro alrededor se detuvo.
Es esa risa que nunca quiere cesar,
los abrazos que se vuelven infinitos,
las palabras que no se pueden callar,
y los suspiros que se vuelven benditos.
Es un capítulo que no quieres cerrar,
una historia que no quieres concluir,
un sentimiento que siempre quieres amar,
y que en tus pensamientos no quieres desvanecer.
Así que dejemos que este amor florezca,
que cada día sea un nuevo comienzo,
que nuestras almas se envuelvan y crezcan,
y que este amor no tenga nunca un punto final.
