En su mirada, un mar embravecido,
profundo, misterioso, con olas que se alzan.
En su sonrisa, una llama que arde sin miedo,
caliente, intensa, con fuego que se lanza.
Es un volcán dormido, con un corazón de lava,
que puede rugir feroz, o susurrar con calma.
Es un mar embravecido, con aguas que se amansan,
y en su calma profunda, se esconden las tormentas.
Su alma es un enigma, un crisol de fuego y agua,
un contraste que se funde, un misterio que cautiva.
Te atrae con su pasión, te seduce con su calma,
y te envuelve en un torbellino que nunca se mitiga.
Como un barco a la deriva, en un mar sin orillas,
te deja navegar en la incertidumbre de sus emociones.
Te quema con su intensidad, te refresca con su paz,
y en su corazón complejo, se esconden mil ilusiones.
Es una fuerza indomable, un alma que se rebela,
un espíritu libre, que no se deja domesticar.
Es un fuego que arde, un mar que se agita,
un ser único, que te invita a descubrir y amar.
