IV

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¿Por qué diablos hice eso? La pude haber asustado

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¿Por qué diablos hice eso? La pude haber asustado. Ella me cuenta sus secretos más íntimos y yo corro a besarla. ¿Qué me pasa? Es que ella me está volviendo loco. ¿Qué voy a hacer? Ella trabaja conmigo. Ahora todo será incómodo. Llegué al apartamento y lo primero que hice fue enviarle un mensaje a ella

 ''Ya llegué, perdón por lo que pasó.'' 

Nunca hubo respuesta, ni siquiera el visto, típico de ella.

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Hoy era mi primer partido con la selección. ¿Estaba nervioso? Claro que sí, la presión era abrumadora. No era mi primera vez en el campo, pero sentía como si todo el país estuviera listo para juzgarme. ¿Sera solo un jugador de TikTok? como alguien comentó, más conocido por mis edicts que por mis goles.

 ¿Dónde estaba Kalena? ¿No vendría? ¿La habría asustado?

Díaz notó mi nerviosismo. -¿Estás nervioso? -me preguntó.

-Bastante -respondí- Por cierto, ¿sabes algo de Kalena? No la he visto.

-Está haciendo unas tomas en el camerino -me dijo Díaz-. Ve y búscala. La necesitas.

-Gracias -le respondí y me dirigí rápidamente hacia el camerino. Estaba emocionado por verla. Ya parecía un adolescente de quince años.

La vi de espaldas. Llevaba puestos unos pantalones negros y el buzo de la federación con sus Converse de siempre. Me acerqué y la abracé por la espalda. Se sobresaltó.

-¿Por qué te asustas? -bromeé.

-Idiota, si me coges por sorpresa, ¿cómo no quieres que me asuste? -me reprochó, dándome tema para molestarla.

-Ah, ¿así que te asustas cuando te cojo por sorpresa? Interesante...

-¡Idiota! ¡Deja de decir bobadas! -me golpeó juguetonamente en el hombro.

Me reí ante su reacción.

-Pero te pusiste rojita -observé.

Ella me dio otro manotazo en el hombro y preguntó -¿Cómo te sientes?

-Estaba nervioso, pero ahora que te veo, me siento muy bien -dije, cruzándome de brazos y recostándome en el casillero.

Ella me miró con una sonrisa.

-¿Ah, sí? -me desafió.

-Sí -afirmé-. 

-Entonces, espero que cuando esté en el campo, ya no esté nervioso.

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El partido había comenzado, era un amistoso contra Ecuador. Me habían asignado el número 18 y por el momento estaba en la banca. Durante el descanso de los 15 minutos, el profe Rueda estaba dando indicaciones. En el minuto 66, finalmente entré al campo y Quintero me chocó las manos.

Sueños en focoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora