IX

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Mi alarma sonaba y sonaba

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Mi alarma sonaba y sonaba. Tenía bastante pereza de levantarme.

—Apaga esa mierda —escuché la voz de Richard, aún adormilado.

Me levanté lentamente mientras mi cerebro se despertaba del todo.

—Perdón —dije, apagando la alarma.

—Kalena, son las 5 de la mañana y tengo guayabo. ¿Qué te pasa? ¿Por qué te levantas tan temprano?

—Porque yo trabajo, dah —dije, haciendo gestos con las manos.

Me dirigí al baño tratando de tapar mis pechos con una camisa. Me miré en el espejo y noté las marcas que Richard me había dejado en los senos. Moví la cabeza, sonriendo.

—Ah, pero anoche no me andaba quejando.

Me bañé, me vestí con unos pantalones negros, una camisa de botones blanca y unos converse blancos. Recogí mi cabello en una trenza y me apliqué bloqueador, bastante pestañina y un hidratante de labios.

Me acerqué a Richard para darle un beso en la cabeza. Él se removió, aún medio dormido.

—¿Ya te vas?

—Sigue durmiendo, nos vemos más tarde —le dije. Al salir de la habitación, recordé que él había venido en mi carro—. Amor —lo llamé, y él medio levantó la cabeza para verme—. Llévate mi carro.

—¿Y tú?

—No te preocupes por eso. Cuando salgas, echa candado. Te dejo las llaves en el mesón de la cocina.

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Parqué la moto donde comúnmente parquéo el carro, ganándome una mala mirada de Ana, que acababa de llegar.

—Este parqueadero es solo para carros —dijo con su tono habitual de fastidio.

—¿Sí? No me digas. Es mi moto y yo la parquéo donde se me da la gana —no estaba de humor para aguantarla. Si me decía algo más, le estallaría el casco en la cabeza.

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Hoy no era mi día de suerte. Se había perdido la memoria donde se estaban guardando las fotos de la presentación de Néstor.

—Kalena, ¿segura que no la tiene en su casa? —preguntaba Camilo, un chico del equipo de prensa.

—Segurísima. Yo se la entregué a Sergio precisamente para no perderla.

—Sí, ella me la dio y la dejamos en mi oficina, pero ya no están y aquí no ha entrado nadie como para que se perdiera.

—Juemadre, ¿dónde estará?

—No sé, pero encuéntenla para hoy en la tarde. Los chicos tienen el primer entrenamiento y no creo que necesitemos fotos, así que hagan eso ustedes. Yo me voy, que tengo una junta en un restaurante.

Sueños en focoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora