Sueños en foco

XI

Llego Navidad y voy a pasarla con la selección. Nos vamos a reunir toda la noche y vamos a jugar al amigo secreto. La idea fue de los chicos, aunque aún no he hablado con mi mamá sobre pasar fin de año con ella.

—¿Ya estás lista, amor? —Richard me abrazó por la cintura mientras me aplicaba pestañina.

—Sí, solo me falta echarme labial —volteé para verlo a la cara—. O prefieres que no me aplique porque si lo hago no me vas a poder besar en toda la noche.

—Así estás bien, no te eches labial.

Richard me tomó del mentón con firmeza, acercándose lentamente. Sentí su aliento cálido rozando mis labios antes de que sus labios se unieran a los míos en un beso apasionado. Sus labios eran suaves y demandantes, moviéndose con una mezcla de ternura y deseo. Sus manos se deslizaron hacia mi espalda, acercándome más a él, mientras mis manos se enredaban en su cabello. El beso fue largo y profundo, llenándome de una calidez que irradiaba desde mi corazón hasta la punta de mis dedos. Cuando finalmente nos separamos, ambos estábamos respirando con dificultad, pero con una sonrisa satisfecha en los labios.

—Déjame terminar de arreglarme, Ríos.

Le di la espalda para seguir maquillándome. Por el espejo, pude ver cómo se recostaba en la pared, cruzándose de brazos.

—¿Qué miras, Richard?

Se volvió a acercar y me habló al oído.

—Lo bien que se te ve el trasero con ese vestido —mordió mi oreja suavemente—. Linda, apúrate que vamos a llegar tarde.

Miraba la hora en su reloj, y una sonrisa juguetona se dibujaba en sus labios.b

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—¡Pero si llegaron los tortolitos! —Carrascal se acercó y nos abrazó a ambos por los hombros—. Kalena, estás hermosa.

Richard apartó a Carrascal con un leve empujón.

—Mijo, no son ni las seis de la tarde y usted ya está más prendido que ese arbolito —Richard le señaló con la cabeza el árbol de Navidad, que brillaba intensamente en la esquina del salón.

—No estoy prendido, bueno, un poquito, pero es Navidad, hay que disfrutarlo.

Lo dicho por Carrascal me trajo muy malos recuerdos, y es que simplemente me molestaba que la gente pusiera como pretexto Navidad por las estupideces que hacían borrachos por "disfrutar Navidad."

—Jorge, en Navidad es una de las fechas donde más gente se mata borracha. No entiendo qué es lo que disfrutan.

—Kalena, porque lo miras por ese lado, es para estar en familia y disfrutar.

—Pues yo estoy con ustedes.

—Amor, somos tu familia —Richard añadió, mirándome con cariño.