.08. Jueves

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El sonido de las aves y el océano chocar contra las rocas del muro del palacio fueron como un despertador

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El sonido de las aves y el océano chocar contra las rocas del muro del palacio fueron como un despertador. Los ojos esmeralda se abrieron poco a poco, dejando que la luz del sol matutino le lastimara un poco.

Se volteó sobre si mismo buscando conciliar el sueño de nuevo.

Hasta que unos fuertes brazos rodearon su cintura apegándolo más al cuerpo ajeno. Abrió sus ojos al sentir los labios del sultán besar su frente para ir bajando hasta sus labios.

Sonriendo en medio del beso tomó las mejillas de Katsuki disfrutando del ronroneo que su omega hacía.

- buenos días mi sultán -murmuró como si aquel saludo fuera un secreto que solo el sultán debía saber.

- bella esmeralda -sonrió dejando otro beso-. buenos días mi omega, ¿dormiste bien?

- si -suspiró encantado para aferrarse más al alfa, subiendo su pierna a la cadera del mayor apegándose a él-. ojalá así fuera todos los días, despertar a su lado con su aroma y su calor que solo me hace sentir protegido

Katsuki sonrió encantado ante las palabras del más bajo, no entendía como alguien tan erótico podía decir hermosas palabras que alegraban su corazón.

Pronto iniciaron una sesión lleno de besos, disfrutando del sabor del otro. Katsuki acariciaba con gentileza el costado del omega, delineando su pequeña espalda hasta su delgada cintura, para acabar pasando su mano por su glúteo hasta tomar con saña su muslo.

Su miembro se volvió a endurecer al tener justo la intimidad del peliverde sobre su regazo.

Alineó de nuevo su miembro en la entrada del omega follandolo de forma ruda.

Izuku soltó un jadeo al ser tomado de nuevo por el rubio. Esta vez el vaivén fue más rápido puesto que el sultán tenía junta con el consejo.

Volteó a Izuku mientras alzaba su cadera para seguir embistiendolo. Las manos del omega se aferraron a la almohada sin dejar de gemir de gusto.

Sentirse lleno y esas corrientes cada que el miembro del sultán golpeaba su próstata era lo mejor que ha sentido.

Katsuki tomó al omega del cuello para alzarlo, pegando su espalda a su pecho aumentando el ritmo de las estocadas, Izuku podía jurar que su vientre se abultaba con las estocadas.

- ¡Katsuki! -gimoteo arqueando su espalda-. m-me romperas

- es la idea, omega -gruñó en su oído.

- ¿cómo puede seguir hambriento mi sultán?

- tú me haces tener hambre de ti

Siguieron envueltos entre las sábanas hasta que el alfa se sacio, dejando tembloroso y lleno de fluidos al peliverde.

ODNOLIUB | BakuDekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora