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"𝐴𝑙𝑔𝑢𝑖𝑒𝑛 𝑞𝑢𝑒 𝑡𝑖𝑒𝑛𝑒 𝑢𝑛 𝑠𝑜𝑙𝑜 𝑎𝑚𝑜𝑟 𝑒𝑛 𝑠𝑢 𝑣𝑖𝑑𝑎 "
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Tras ser raptado por los bárbaros y vendido a los lacayos del imperio enemigo de su tierra natal, Izuku decide ganarse el favor del sultán del gran imperio...
Estaba paralizado con mucho miedo y no me podía mover
Mores, me vacunaron cual chucho en veterinaria :') no debí aceptar que me pusieran las tres de putazo, se me hinchó mi brazo por la ptm
Perdón si me tarde en escribir, de verdad que nomás no he encontrado inspiración para escribir, ya hasta pensé en dejar la historia otro año sin actualizar :v pero dije, no, ya hasta me quieren traducir la historia, hay que seguirle. Y como aquí somos bien perruchas pues le vamos a continuar, aunque nos tome dos años *llora discretamente*
En fin, ya no pongo nada más, continuemos con esto
Amo que los títulos luego no tengan nada que ver con el capítulo :v
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Los aposentos se mantenían en un silencio tortuoso, claro si omitiéramos los sollozos de dolor del omega de cabellos rubios.
Denki mantenía su rostro oculto en el regazo del peliverde, dejando que sus lágrimas humedeciera la falda del Bas Kadin. No había podido pronunciar alguna palabra coherente, su garganta solo podía soltar sollozos y suaves gimoteos de dolor.
Izuku no dijo nada, al ver entrar a Monoma con su amigo lloroso solo pudo tomar asiento en el sillón y dejar que el ambarino liberase todas sus lágrimas hasta que estuviera listo para hablar con él.
El ojilila se había llevado a sus hijos con la sultana Himiko junto con Kendo, así podrían tener más privacidad.
— Den... —llamó con una voz cálida, casi maternal, sin dejar de pasar sus dedos por los cabellos rubios.
Sus ojos ya estaban algo húmedos, ver de esa forma al que considera un hermano es doloroso.
Denki era la única familia que le quedaba, no deseaba verlo así, su omega le exigía cuidar a su pequeña manada.
Porque así consideraba a sus criados, a Monoma, Kendo, Ibara, sus cachorros y sobre todo Denki.
Solo quería ver a todos ellos felices, porque si ellos lo eran, él también lo sería.
— me quiero morir Izuku —su voz salió rota, llena de dolor y rabia, aferrándose con su vida al regazo del pecoso, como si Izuku fuera su salvavidas—. ¿p-por qué...por qué la vida es tan cruel?
— tranquilo —su aroma empezó a impregnarse en el omega, dejando que el jazmín y la leche materna fuera calmando la respiración de su amigo—. me mata verte así Denki, ¿qué ocurrió?, ¿acaso Shoji te-?
— no, no, él no sabe nada —detuvo las palabras del pecoso, alzó la mirada esta vez, con el dorso de su mano fue limpiando sus mejillas mojadas—. no tiene que ver con Shoji esto
— ¿entonces?
Al ver la expresión afligida del omega, lo tomó de los hombros para alzarlo y sentarlo a su lado.