Daenyra sólo recordaba haberse despertado en su cama cubierta de mantas alrededor de su cuerpo manchado de cenizas por el fuego. Abrazó sus piernas mientras lagrimas caían en su rostro al recordar la muerte de madre, pero lo que no recordaba es quien la trajo hasta sus aposentos, supuso que fue su padre. Se levantó de la cama y al ver mirar por la ventana observó que su padre se encontraba abrazándose con sus hermanas pequeñas, sollozó con tristeza al darse cuenta de que sus hermanas se enteraron de la triste noticia.
Ese mismo día fueron hacía Driftmark para hacer el funeral de Laena Velaryon. Durante el viaje nadie dijo nada, las hermanas de Daenyra a pesar de que se encontraban tristes por la perdida de su madre no podían evitar en observar cómo se encontraba su hermana mayor. Daenyra parecía que estaba en un trance, en su mente no podía evitar recordar lo que sucedió anoche, se culpaba a si misma. Tampoco quiso darse un baño, su rostro se encontraba manchado por el fuego y no tenía las fuerzas suficientes para discutir, estaba hecha un desastre.
Todos se encontraban allí, Daenyra y sus hermanas fueron hacía sus abuelos cerca del ataúd de piedra de Laena, Daemon también estaba cerca de ellas para contenerlas.
—Nos reunimos hoy en el asiento del mar para enviar a Lady Laena de la casa Velaryon a las aguas eternas, el dominio del Rey Merling donde El la cuidará todos los días por venir. Al zarpar al océano en su viaje final, Lady Laena deja a tres hijas legitimas en la orilla. Aunque su madre no regresará de su viaje, todas ellas seguirán unidas por la sangre. La sal corre por la sangre de los Velaryon. La nuestra es sangre espesa. Es sangre verdadera. Y nunca debe diluirse. —habló Vaemond Velayon en alto valyrio, provocando que su última frase hiciera reír a Daemon.
Mientras que Baela y Rhaena se encontraban llorando al lado de su abuela, Rhaenys, Daenyra no dejaba de mirar el ataúd de su madre. Parecía que no escuchaba las palabras de Vaemond al estar en trance, ni siquiera se dio cuenta que era observada por todos los que la rodeaban por su aspecto, ni mucho menos notó la mirada de lamento de su primo Jacaerys.
Vaemond continúa hablando en alto valyrio:
—Mi gentil sobrina. Que los vientos sean tan fuertes como tu espalda, tus océanos tan calmados como tu espíritu, —Daenyra estiraba su brazo débilmente, como si quisiera tomar la mano de su madre mientras empujaban con sogas el ataúd para que cayera al mar— y tus redes llenas como tu corazón. Del océano venimos, al océano regresamos—dicho esto el ruido de la caída del ataúd ayudo a que Daenyra reaccionara.
Mientras que todos charlaban y le daban el pésame a la familia, Daenyra se encontraba sentada sola observando el mar mientras que el viento helado soplaba con fuerza en su rostro y pequeños mechones de su cabello bailaban con el viento.
Pudo sentir por un momento la presencia de alguien cerca de ella, Daenyra ni se fijó en la persona que estaba a su lado. Jacaerys se encontraba a su lado tímidamente acomodando su cabello, apenas podía hablar. No decía nada en absoluto, sólo la observaba con tristeza ya que no era muy bueno con sus palabras.
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La Que No Arde || Jacaerys Velaryon
FanfictionDonde la leyenda de la niña que "no arde" comenzó. Daenyra Targaryen es la hija mayor de Daemon Targaryen y de Laena Velaryon, una joven chica de cabellos dorados y ojos azules. Era una joven de mente astuta, hábil en sus batallas. Su vida era norma...