10. ❝Bola de cristal y verruga en la nariz ❞

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"Los escorpiones no perdonamos, no nos rendimos, no retrocedemos jamás. Nunca probamos nuestro aguijón, no podría atravesar una coraza tan dura y aunque pudiera, somos inmunes. Es la ventaja de nacer con el veneno dentro."
•••
Recuerdo las palabras de Zulema Zahir como si estuviese ella misma diciéndomelas en el oído, una y otra vez, todos los días, a voz bajita y acariciándome el tramo desde mi oreja hasta mi cuello, pues cada vez que se me viene a la cabeza, noto los vellos de punta y un escalofrío me recorre la espalda.
No echo de menos sentir su olor, tampoco echo de menos sentir el tacto de sus manos o el timbre de su voz. Nada echo de menos desde aquel momento huyendo de la guadaña que lleva la Santa Muerte.
Mi vida desde aquel entonces ha cambiado y no sabría decir si para bien o para mal, si para mejor o para peor, solo sé que ha cambiado y que la mora sigue presente en mi vida, como el primer día o más.

" ¿No te da miedo pensar en lo que habrá después?"

Recuerdo mi pregunta y lo que ella me contestó antes de irse.

"Pero, ¿darme miedo, el qué?" "El miedo no vale para nada, morena. Yo he vivido sin miedo y voy a morir sin miedo. Cuando me muera, nada de llorar."

Su risa, su confianza... ella en sí intentaba demostrar seguridad en aquel momento, pero las dos sabíamos que eso no iba a pasar. "Pues porque soy bruja" me respondía cada vez que le preguntaba cómo sabía ella eso y entre carcajadas y mofas, yo le volvía a contestar, "¿Cómo has acabado en la cárcel siendo bruja?" Por si fuese poco, decía que ella había entrado a propósito y eran más grandes las burlas.

"¿Qué has ganado estando media vida en la cárcel, bruja?"

"Conocerte." Me respondió.
•••
—¿Por qué sonríes? —Como si de un cómic se tratase, mi nube de recuerdos se esfuma.

—Porque yo también he ganado y sin ser bruja. No me ha hecho falta ser bruja para acabar en la cárcel, solo ser torpe y desviarme conduciendo. No me ha hecho falta tampoco ir a la cárcel de forma intencionada para tener la misma suerte que tú y acabar conociéndote. Te repito, yo también gané ese día, pero ¿sabes qué?

—¿Qué?

—Puede que yo también sea un poco bruja, porque te dije que tenías la opción de vivir y aquí estás, curada y viva. Ha pasado un año y medio desde que corrimos como dos locas por el desierto, con los zapatos llenos de arena y la boca seca como una suela, con el sudor hasta las rodillas y rezando, por mi parte, a todos Los Santos posibles y aquí estamos. Juntas.

—Estás loca, bruja, pero te felicito. Porque desde que estás a mi lado, está saliendo lo mejor de mí. No sé qué te he dado a cambio, pero espero que te esté mereciendo la pena apostar por mí y arriesgarte a todo por mí.

Sonrío y niego sutilmente con la cabeza sin borrar la sonrisa. Me atrevo a preguntar lo que pensé que jamás soltaría con tanta facilidad tratándose de la persona que es.

—Zulema, ¿tú y yo qué somos ahora?

—Brujas. Somos brujas, morena. De esas que tienen una bola de cristal y verruga en la nariz.

NO SIN TI ⎯ Zulema ZahirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora