Avengers Oneshots V

Primera vez (Zemo)*

Prólogo: Es tu primera vez y es con Zemo.

LaPololaDeZemo
Advertencia: Es la primera vez de la rayis. Contenido sexual explícito.
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–Tú quédate tranquila, querida. Puedes confiar en mi, si quieres parar solo dime, te prometo que jamás podría molestarme por eso.–Te dijo Zemo con una sonrisa, acariciando tu mejilla con su mano.

Ambos estaban en tu hogar en tu cama, la ropa había sido descartada ya hace un buen rato, y ahora Zemo estaba encima de ti con el condón ya puesto acariciando con una mano tu pierna, y la otra en tu mejilla.

Los dos llevaban ya un tiempo saliendo, sin embargo tu nunca habías hecho nada en el ámbito sexual, por lo que habías querido esperar hasta sentirte segura, y él por supuesto que lo entendió.

Cuando por fin le dijiste que estabas lista para hacerlo, Zemo se aseguró de que te sintieras cómoda y en confianza con él para que tu primera vez fuera lo más tranquila y agradable posible.

–¿Estás lista?

–Si...–Respondiste con tus manos apretando sus brazos.

Zemo sonrió y dejó un beso en tu frente, y poco a poco comenzó a entrar en ti haciéndote soltar un pequeño quejido ante la nueva sensación.

–Lo sé mi querida, duele un poco pero no puedo hacer nada contra eso, aunque te prometo que pronto va a pasar.–Te dijo con voz suave dejando besos en tus mejillas para distraerte un poco.

Una vez entró por completo, inhalaste profundamente tratando de mantenerte tranquila con tus manos apretando sus brazos.

–¿Cómo te sientes?

–¿Puedes... t-te puedes empezar a mover?–Le preguntaste viéndole a los ojos.

–Poe supuesto, solo dime si quieres que pare.–Te dijo con voz suave ignorando sus propios deseos por hacer que fuera una experiencia agradable para ti.

Se acercó y comenzó a besarte con ternura, y tú llevaste tus manos para enredarlas en su cabello y así acercarlo aún más a ti, mientras comenzaba a mover sus caderas.

Lentamente empezó a entrar y salir de ti haciéndote gemir en su boca, sintiendo como el dolor pronto se convertía en placer.

Zemo llevó sus manos para recorrer tu cuero muy suavemente, hasta que una la dejó en tu pierna sujetándola alrededor suyo, a la vez que dejaba besos en tu cuello y llevaba su otra mano entre sus cuerpos para acariciar tu clítoris.

–M-mierda...–Gemiste en su oído arañando su espalda y jalando su cabello.

–¿Se siente bien, mi querida? ¿Te gusta?–Te preguntó con una sonrisa dejando un beso en tu mejilla y la respiración algo agitada.

Tu solo asentiste con la cabeza sintiendo una sensación en tu abdomen que avanzaba cada vez más y más rápido.

Zemo sonrió al sentir tus paredes apretarle, y se acercó para besarte nuevamente introduciendo su lengua en tu boca.

Aceleró solo un poco sus movimientos, pero aún manteniéndolos de forma lenta, mientras sus dedos trabajaban en tu clítoris haciéndote gemir en su boca.

Después de unos momentos, enterraste tus uñas en sus brazos apretando con fuerza al sentir tu orgasmo arrasar contigo, y gemiste su nombre arqueando la espalda de la cama mientras él repartía besos en tu pecho.

Zemo tomó con ambas manos tus piernas, y siguió moviéndose unos instantes más hasta correrse dentro del condón gimiendo y escondiendo su rostro en tu cuello, abrazándose a ti.

Cuando ambos ya habían pasado sus orgasmos, Zemo salió de dentro tuyo con mucho cuidado y se quitó el condón tirándolo en la basura junto a la cama, y luego se volteó hacia ti para tomar tu rostro con sus manos.

–¿T/N estás bien? ¿Cómo te sientes?

–Increíble.–Le dijiste con una sonrisa y los ojos cerrados.

Zemo rio con ligereza y besó tu frente con ternura.

–Iré a buscar una toalla para limpiarte.–Te dijo antes de levantarse, sin embargo le tomaste de la mano para detenerlo.

–Todavía no... quédate conmigo un rato... ¿por favor?–Le pediste abriendo los ojos donde estabas recostada en la cama.

Zemo sonrió y te acercó a ti para abrazarte dejando tu rostro escondido en su pecho, y comenzó a jugar con tu cabello mientras tú cerrabas los ojos.

–Descanza mi corazón, lo hiciste muy bien.–Te susurró con una sonrisa provocando que te sonrojaras y escondieras aún más tu cara haciéndole reír, y besó tu cabeza mientras acariciaba tu espalda y cabello.