Farewell...

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6 de abril, 1999

Finalmente el día había llegado después de 9 meses esperando ese preciso momento. El instante en que nos llamaron para decir que nuestro hijo venía en camino había llegado finalmente; estábamos recostados en el sillón viendo un programa repetido en la televisión cuando sonó el teléfono de la pared haciéndonos pegar un salto, fue el tatuado el que se tomó la tarea de levantarse a contestar de forma tranquila para luego gritar un “¡Vamos en camino!” para luego venir corriendo hacia mi con la cara iluminada en felicidad.

—¡Gerard, ya viene en camino! — y esa fue mi señal para salir disparado del sillón a ponerme zapatos y una chaqueta mientras Frank iba corriendo a la nueva habitación del bebé por un bolso preparado ya hace unos días que contenía absolutamente todo, desde su ropa de recién nacido y pañales, hasta cosas para su madre sustituta — Una mujer realmente encantadora por cierto—. Era nuestro primer bebé después de dos años de casados y era algo que siempre quisimos o al menos yo siempre soñé, tener un hijo con el amor de mi vida.
La llegada al hospital fue realmente rápida en el auto, íbamos nerviosos, contentos y entre nos también algo asustados, cuando llegamos dimos nuestros nombres y las razones del porqué estábamos allí, luego de eso íbamos caminando a pasos apresurados a la sala de espera donde había una enfermera esperando a por nosotros, recibió nuestras cosas y nos dejó en una habitación esterilizada para cambiarnos y entrar a la sala de parto, antes de salir detuve a Frank de la mano.

—Tengo miedo, Frank. — Le dije, y era cierto estaba muerto de miedo y a la vez alegría pero los nervios y el miedo se apoderaban totalmente de mi conciencia y estómago. Con una mano bajó mi mascarilla y besó mis temblorosos labios y con aquellos ojos que yo tanto amaba, esos ojos que incluso después de pasar horas mirándolos en la escuela, el día de mi boda y hasta ahora con los años después aún no lograba descifrar su color, me dijo que todo estaría bien, él estaba ahí conmigo y eso significaba que todo estaría perfecto.

Al estar dentro de la habitación vimos a Olivia quien estaba recostada con su frente sudando frío mientras una enfermera sostenía su mano para intentar calmarla, cuando nos vió aparecer, nos llamó para acercarnos a ella, habíamos estado juntos todo su embarazo y la habíamos apoyado así como ella a nosotros en todo momento, sabíamos que este era el último día juntos porque así lo había elegido ella.

Pasaban y pasaban las horas, todos ahí sudando por el esfuerzo, miedo hasta el pánico de estar ahí, Frank estaba sosteniendo ahora la mano y cuerpo de Olivia mientras yo — Que intentaba no desmayarme al ver las agujas — Me encontraba a un lado del Doctor y fue en ese momento en que cuando él vió asomar una cabeza mis sentidos se agudizaron, minutos después se oía un llanto haciendo mi corazón saltar velozmente y que yo también llorara a la par, fue en ese momento en el que el médico me ofreció sostener a mi bebe mientras llamaba a Frank para cortar el cordón, mi corazón y el tiempo se habían detenido al momento en que lo pusieron en mis brazos y sentía su pequeño cuerpo en mi pecho y un llanto que sabía que taladraba los oídos y lo haría por varios meses más; Frank se paró a mi lado sosteniendo mi cintura sabiendo que en cualquier momento mis piernas se volverían gelatina y besó mi mejilla húmeda entre sudor y lágrimas.

— Es tan pequeño… — Le dije mientras él sólo asentía ya que su llanto no lo dejaría hablar, lo sabía porque sentía su rostro apretado a mi hombro tal como siempre hacía cuando lloraba y no quería que lo viera.

Vino una enfermera y se lo llevó para limpiarlo y mudarle a su nueva ropa, nosotros nos tuvimos que despedir de una muy cansada Olivia a quien le agradecíamos nuevamente todo su esfuerzo haciéndole saber que su trabajo como Madre sustituta no sería en vano.

Los minutos habían pasado y nosotros ya estábamos cambiados nuevamente en la sala de espera junto a nuestros familiares que habían llegado durante el parto, vi a mi hermano Michael hablando con mi suegro cuando nos vieron llegar y saltaron de su asiento a abrazarnos y darnos aún más felicitaciones. Nuestra enfermera llegó avisándonos que estaba todo listo para que pudiéramos entrar nosotros dos y nuevamente tomé la mano de Frank fuertemente recibiendo sus labios.

Farewell and Goodnight ; Frerard Donde viven las historias. Descúbrelo ahora