AllieTenía 13 años cuando conocí a Walker y mi primera impresión fue que mi vida había estado mucho mejor antes de que nuestros caminos se cruzaran.
Aún lo recuerdo sentado en el sofá de la sala con un gesto de aburrimiento total, mientras mi madre y la suya hablaban de lo maravillosa que era la escuela a la que lo habían transferido. Él y su familia se acababan de mudar al vecindario y para mí mala suerte, mamá era de esas personas que buscaban que todos se sintieran bienvenidos siempre, así que invitó a los nuevos vecinos a una cena en casa para confraternizar.
—Los maestros son excelentes y las clases muy didácticas—. Añadió mamá con una sonrisa de oreja a oreja. —Mi hija Allie estará es tu misma clase, podría ser tu primera amiga y asi ya no te sentirás tan solo.
En cuanto dijo eso recordé sus palabras antes de que los Scobell llegarán "Sé amable y muéstrate gentil", entonces sonreí igual que ella y miré fijamente al pequeño Walker quien no hizo más que observarme como si fuera el bicho más horrible que hubiera conocido.
Su madre lo notó y de inmediato le dio una palmadita en la espalda no tan sutil, ya que incluso se hizo eco en la habitación, razón por la que me sentí aún más avergonzada. Por un momento pensé que él también lo estaría después del golpe que había recibido pero no hubo ni una señal de arrepentimiento, en cambio sucedió algo totalmente inesperado. Él sonrió.
Pero no fue dulce ni amable, sino una sonrisa burlona y la vez grotesca como si quisiera incomodar a todos y por supuesto que lo logró. Y así se mantuvo por veinte minutos como un demente, mientras todos los demás tratabamos de lidiar con tan inesperada situación. Y luego de un rato cuando él y sus padres se fueron, mamá se acercó a mi y negando con la cabeza me dijo "Aléjate de ese niño".
Al parecer, su hospitalidad también tenía límites.
Quisiera decir que pude quitarme de encima a aquel rubio del demonio, pero Walker fue mucho más insoportable de lo que me había esperado. Si bien hice caso al alejarme de él tal y como lo dijo mi madre, la vida tenía otros planes para mí y no paraba de ponerlo en camino en cada momento.
El primer día de escuela, lo encontré de camino y decidí ignorarlo, sin embargo, el problema sucedió cuando llegué al salón y noté que se había sentado en la primera fial la cuál estaba destinada sólo a los mejores de la clase. Definitivamente yo era uno de ellos y para mí mala suerte, él estaba ocupando mi asiento.
Me acerqué a walker con amabilidad, después de todo era nuevo y quizá no sabía como funcionaban las cosas en la escuela, así que le puse mi mejor cara y dejé atrás la manera tan grosera en la que me había mirado, después de todo yo me consideraba muy madura y no iba a dejarme intimidar por tonterías.—Disculpa, este asiento es mío.
Sus ojos se elevaron hasta topar con los míos y en cuanto se dio cuenta de quien era los volteó tanto que jure que se le saldrían en cualquier momento. — No veo tu nombre aquí— Añadió sin más.
Traté de controlar mi impulso de darle una palmada en la espalda tal y como lo hizo su madre y le volví a sonreír, esta vez con menos ganas que antes.
—Pues no, pero es una regla importante que la primera fila es para los mejores de la clase y no cualquiera ocupa estos asientos, a menos que tengan buenas calificaciones, en ese caso esfuérzate este semestre y quizás el otro puedas tener una silla para ti.
Mis palabras fueron claras y directas. Él no cumplía con los requisitos así que no podía estar en aquella fila por más que quisiera.
Walker se encogió de hombros y rebuscó en su mochila, creí que me había ignorado pero de repente sacó una carpeta azul y la puso frente a mí. No dijo nada pero con su mirada me indicó que la abriera y en cuanto lo hice casi me voy de espaldas. Tenía un registro perfecto y las notas más altas en su antigua escuela, nunca había visto tanta perfección en otros alumnos además de mí, claro.
—No habrá ningún problema con que me quede aquí— Dijo con tono burlón, mientras se acomodaba en mi sitio. —Reglas son reglas.
Solté la carpeta de inmediato y sin decirle nada me dirigí hasta el final de la fila, estaba totalmente pasmada, ya ni siquiera el asiento me importaba, nunca había tenido competencia, es decir habían chicos listos en mi clase pero yo siempre era la primera en todo y nadie jamás tuvo calificaciones tan buenas como las mías y ahora... ahora él estaba ahí.
Y si era tan listo como creía, eso solo significaba una cosa, habría guerra.
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Walker
Lo confieso, odie mudarme. ¿Pero como se sentirían ustedes si de un día para otro les arrebataran su vida?.
Tenía muchos amigos, era el capitán del equipo de baloncesto y además me iba más que bien en escuela, lo tenia todo. Hasta que mis padres decidieron que debíamos mudarnos.
La nueva casa no estaba nada mal, después de todo era un vecindario adinerado, el tipo de ambiente en el que me había criado, sin embargo, estaba completamente solo. Me cansaba el solo pensar que tenía que empezar de cero, con aquellas ridículas presentaciones y todos esos pasos por los que se tiene que atravesar para integrarte en un lugar donde eres el nuevo.
Ya tenia suficientes amigos en mi escuela anterior y no me apetecía acercarme a otros niños. Aunque sabía que me aburriria con el tiempo y aquello significaba que tendría que socializar a como de lugar. No obstante, eso no hizo falta, ya que desde el primer día en el que llegué al nuevo vecindario tuve muy en claro quien seria mi distracción.
Allie, la persona más exasperante que pude haber conocido. A mi no me engañó con su sonrisa reluciente el día que la vi por primera vez, sabía que solo era un gesto ensayado y por su pinta de niña buena que no mataba ni una mosca, también pude deducir que era de las que tenían todo a sus pies y se le cumplían todos los caprichos.
¿Cómo podría describirla sin malgastar horas de mi preciado tiempo? Porque la verdad era que tenía muchas cosas malas para decir de ella.
Sería algo breve solo para que se hagan una idea. En primer lugar, su forma de vestir, como si le hubiera copiado el estilo a una abuela de sesenta años, con sus faldas rectas, suéteres a la medida y aquellas calcetas altas acompañadas de extraños zapatos de tap, que en realidad no lo eran, pero lo parecían.
Siempre con su cabello atado en una media cola adornado con diademas brillantes, como si intentará parecerse a una princesa, nada más alejado a la realidad.
Por otro lado, su actitud dejaba mucho que desear, era el tipo de niña perfeccionista y que quería ser la primera en todo, y eso no estaba del todo mal, al fin y al cabo yo era algo parecido en ese aspecto. Sin embargo, lo que la hacía tan insufrible era que siempre buscaba hacerse notar hasta el punto que caía insoportable, con su aire de superioridad y falsa amabilidad.
Odiaba su mirada retadora y la forma en como enderzaba su espalpada, demostrando que nadie podía ser más que ella. Me chocaba su modo de hablar, tan sereno y a la vez directo como si recitara poemas. En pocas palabras, detestaba ese porte de perfección que emanaba, porque sabía que era falso.
Así que en vez de intimidarme con su arrogante personalidad, decidí que ella sería mi fuente de diversión, le haría la vida imposible, quizá un poco. Lo suficiente para bajarla de su nube y darse cuenta de que el mundo no giraba a su alrededor.
Allie Kang se convirtió en mi pasatiempo favorito.
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𝑲𝑰𝑺𝑺 𝑶𝑹 𝑲𝑰𝑳𝑳 / Walker Scobell
RomanceDicen que del amor al odio hay un paso, pero para Walker y Allie este dicho se ha convertido en su peor pesadilla. Los rivales desde niños han crecido y ahora deberán afrontar los nuevos sentimientos hacia el otro sin tratar de asesinarse en el cami...