Mientras que mi padre, el señor Granados, me había mandado directo a un internado en Estados Unidos mi madre discutía constantemente el hecho de que yo era muy pequeña para estar sola en un país donde ni siquiera se hablaba mi idioma natal pero ningún argumento era más grande que la razón de mi padre para enviarme lejos. Días atrás yo había estado practicando futbol con algunas de mis compañeras lo cual para esos años era inaceptable e inapropiado para una señorita, dando pie a que mi padre le saliera humo por las orejas y dentro de su coraje me enviara lo más lejos posible.
Después de tres años en el internado, muchas suplicas por parte de mi hermano y mi madre por fin volvería a mi país natal, Colombia.
Empaqué mis maletas con la emoción más grande pues estar lejos de mi familia había sido todo un castigo y martirio para mi, lo cual era propósito de mi padre. Durante estos tres años mi rencor se había esfumado como vapor pues mi amor y ganas de estar con ellos eran más grandes que cualquier cosa.
Después de que la vieja del internado me subiera al taxi que iba al aeropuerto me encargué de que viera mi dedo medio bien parado en su dirección, me dio tantas jaquecas esa mujer que si pudiera ya le hubiera pegado una buena patada por cansona.
Dejando eso de lado el vuelo fue más que relajado pues me quedé plácidamente dormida, sin más me desperté para salir del avión con el corazón a full esperando poder ver a esas tres personitas que extrañe como nunca pensé poder hacerlo.
Agarré mis maletas y caminé un poco más hasta que vi el distinguible bigote de papá, el gran atuendo de mamá y la gran diferencia de altura de mi hermano desde la ultima vez que lo vi. Corrí como loca a los brazos de mi mamá, después de todo siempre fui la hija de mami.
-Hola mi amor, ¿como que le fue allá?-cuestiono con la sonrisa más dulce que había visto en años, literalmente.
-Muy bien mami, mire que le traje algunas cosas de allá para que se arregle usted tan bonito con lo hace siempre- contesté con la emoción de poder ahora compartir más tiempo con ella.
-¿Y a mi no me va a saludar eh china?-dijo mi padre, sabía que no era muy bueno expresando lo que siente y también sabía que estaba ocultando una sonrisa.
-Venga que a usted también lo extrañé montones papi- lo abracé con todas mis fuerzas, de verdad quería que nuestra relación funcionara mejor que le última vez que nos vimos.
-Camilo si usted ahora es un poste mijoo-reí burlándome del claro crecimiento de mi hermano que no podía pasar desapercibido.
-Y usted sigue siendo un tapón hermana-se burló también de mi escasa altura a lo cual me di un pisotón que al parecer ni cosquillas le hizo.
-Vamos pues que mi señora ya hizo el almuerzo y quiero que comamos en familia como antes- ahora si sonriendo mi padre tomo a mi madre de la mano y nos llevo al auto donde en el camino estuve contando algunas anécdotas, claro, las que me convenían.Al llegar a casa comimos pero no podía faltar la gran noticia de la comida, la cual dio mi madre.
-Buenos niños nosotros tomamos- fue interrumpida por mi padre que con una cara que no pude descifrar dijo lo siguiente.
-¿Nosotros? Si usted fue la que tomó la decisión-mi madre le dirigió una mirada que lo dijo todo y solo de esta manera mi padre logró dejar que mi madre hablara.
-Primero que nada José me hace el favor y no me interrumpa que es de mala educación. Cambiando de tema como usted Andrea ya regresó quiero que ingrese al colegio de su hermano porque tienen que aprender a relacionarse con el sexo opuesto- al escuchar tremenda noticia a mi hermano se le fue el color y a mi se me vino tremenda sonrisa a la cara, me daba curiosidad saber como era mi hermano en el colegio- y no se acepta reproche, mañana su padre va a ir a inscribirla al colegio para que empiece pasado mañana, ¿escucho?- volteo a verme.
-Si claro mami, yo encantada- tire mi sonrisa más inocente y me levanté de la mesa con la razón de que tenía que acordarme en mi vieja habitación.
Sin esperar respuesta de los demás me dirigí a mi antigua habitación, siendo sincera traía muchos sentimientos encontrados y se desplomaron justo cuando entré en aquel espacio.
Las lagrimas no tardaron en aparecer dentro de mis ojos y los sollozos en salir de mi boca, cerré la puerta y me senté en mi cama la cual seguía teniendo el mismo cobertor, solo era una niña cuando me fui, supongo que dentro de la gran fuerza que demostraba ante los demás mi amor siempre iba a ser mi debilidad.
Sonaron unos pequeños golpes en la puerta de mi habitación y después de un "siga" de mi parte entro mi padre.
-China vea yo le quería pedir perdón por la forma en que traté lo que pasó, no fue lo mejor para usted alejarla de todos. Me comporte dentro de mi impulsividad, espero tener su perdón hija- hablo limpiando las lagrimas que habían corrido por mi rostro.
-Papi como no lo voy a perdonar a usted, yo lo amo tanto y se que usted hizo lo que creyó en su momento mejor para mi. Le agradezco sus disculpas- sonreí para después abrazarlo, de verdad necesitaba esas disculpas y creo que mi madre tuvo algo que ver en esto.
-Gracias hija, la amo-me despeino el cabello y me dio un beso en la frente para después salir de mi habitación en silencio.
Acomodé mis cosas y tiré otras que ya no ocupaba, al parecer nadie toco ninguna de mis cosas cuando me fui.
Ya eran las 7pm entonces me dediqué s prepararme para dormir y mientras leía el ultimo libro que me regalaron en el internado me quedé dormida.
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¿Todo? -Alvaro Castro
FanfictionAndrea Granados regresa a Colombia para disfrutar de su familia y poder superarse a si misma pero creo que un pequeño nadie se convertirá en su gran todo