Andrea Granados regresa a Colombia para disfrutar de su familia y poder superarse a si misma pero creo que un pequeño nadie se convertirá en su gran todo
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Desperté temprano y me cambié para ir con mi madre a comprar el uniforme mientras que mi padre me inscribía. Resultó estresante para mi medirme porque al momento las tallas de ropa de estados unidos y Colombia eran totalmente diferentes pero después de mil quejas, una vendedora desagradable, un uniforme claramente horrible, salimos mi madre y yo directo a la casa. Faltaban unas dos horas para que mi hermano regresará del colegio y yo me puse a ayudarle con el almuerzo a mi mamá. Subí para bañarme y cambiarme porque quería ir a comprar unas cosas para el cabello, deje todo en el internado y ocupaba eso para verme al menos decente. Al terminar baje a pedirle permiso a mis padres. -Oigan será que ¿me dejan salir a comprar unas cosas?- esperaba que me dejaran para poder ir un poco arreglada mañana al que sería mi primer dia de clases. -Doña Ana ve como esta muchachita si aprendió algo, el pelado de su hermano ni avisa cuando sale-reprochó a mi madre- Claro niña vaya, aquí tiene dinero y no mas tardar 7 de la tarde la quiero dentro de esta casa. Claro papá, chao mami, los veo más al rato- le di un abrazo a cada uno y salí de la casa en busca de lo que buscaba.
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Ya llevaba dos horas fuera de mi casa y había encontrado todo lo que necesitaba, ya estaba de camino a casa cuando me entró el miedo de que va a pasar mañana en mi primer día, quería dar una buena impresión a todos. Llegué a casa a las 4:30 y empecé a acomodar todo lo que había comprado, unos cuantos tubos para el cabello de distintos tamaños y colores, también maquillaje que por cierto no era mucho de usar pero que ahora me llamaba un pico más la atención. Empecé a leer Cartero, Charles Bukowski que a ser verdad empezaba a detonar algunas dudas sobre lo que sentía y estaba ignorando pero una parte de mi no quería darse cuenta.
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Cenando en familia no solté ni una palabra y por lo visto nadie quería hacerlo pues todos parecían estar concentrados en su comida o al menos eso creía porque mi señora madre levantó la cabeza para hablar. -Buenos muchachos quiero que la decisión pueda ayudar a que ustedes sean más unidos y usted Camilo ni se le ocurra estar encima de la niña que ella se puede cuidar sola, aunque ayúdela con los apuntes y tareas atrasadas porque me aviso José que quedó en el mismo curso- terminó de hablar y se levantó para ir a servirle más comida a mi padre. -Mire Camilo usted no le haga caso que usted tiene que cuidarla porque esta niña esta muy chica para andar con muchachos que solo quiere ya sabe usted que cosa. ¿Entiende?- susurró según el solo para mi hermano pero cualquiera que estuviera sentado sobre la mesa lo podía escuchar. Espere a que mi mamá regresara para desearles buenas noches a todos y meterme de nuevo a mi habitación pues las compras de hoy me había dejado exhausta y lo único que quería era dormir. Preparé mi uniforme y zapatos que utilizaría en la mañana, lave mis dientes, cepillé mi cabello para después recostarme en mi cama para cerrar mis ojos y descansar profundamente.