Nadie pensó que el chico que soñaba con pintar el universo acabaría encerrado entre cuatro paredes y una ventana opaca. Nadie pensó que Yoongi, quien se rendía fácilmente y no conocía nada más que la protección de un pequeño pueblo, sería la marca d...
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Cuando Yoongi se presentó a la prueba de cocina el encargado lo miró con ojos penetrantes, parecía disgustado acerca del hecho de que finalmente hubiese decidido realizar la prueba para pinche y eso se confirmó cuando lo escuchó resoplar antes de llamar al nuevo chef. Resultaba incluso absurdo que alguien se compórtase de esa forma cuando un cartel especificaba en la misma entrada que se buscaban empleados. Aunque lo cierto es que en ocasiones la vida por si misma también era absurda, Yoon empezaba a comprenderlo poco a poco.
–El nuevo chef está en la cocina, cubre esto antes de entrar a la prueba — el hombre poso un documento sobre la barra — aunque sin un título no creo que tengas demasiado que hacer.
Yoongi asintió, sin contestarle ni tan siquiera mirarlo cubrió cada una de las preguntas con las respuestas requeridas en el papel. Lo tomó y camino hacia la cocina como el encargado había indicado.
En el instante en que cruzó la puerta sus ojos volaron hacia el nuevo chef. Sus manos se movían con rapidez y maestría, cortando alimentos o usando los instrumentos de cocina. Además su tez perfecta le aportaba una gran presencia. Lo observó colocar con cuidado los alimentos en el plato, revisar cada detalle y lamerse los labios satisfecho con el resultado. Su sonrisa brillaba grandiosamente entre fogones y especias, podría jurar que sólo en un par de ocasiones había visto a alguien tan contento con su trabajo. Él también quería eso, quería dedicarse a algo que lo ayudase a sonreír o como mínimo a escapar de la rutina que tanto lo asfixiaba últimamente.
Era un muchacho joven, casi tanto como él, lo cierto es que probablemente no le llevaba más que un par de años a lo mucho.
—Perdona, venía para la prueba de pinche — el chef alzó la mirada sin borrar esa amplia sonrisa.
—Oh lo sé, el último chico que vino fue un desastre — alzó la mano mostrándole varias tiritas alrededor de sus dedos — Casi me quema la mano derecha — suspiró — Soy Kim SeokJin, estaré a cargo de tu prueba. ¿Tienes alguna referencia del lugar donde has estudiado?
Ahora era Yoon quien suspiraba, realmente el destino parecía empeñado en darle la razón a su madre y eso lo ponía nervioso. No sabía como desenvolverse en una clase, jamás lograría concéntrarse en la cocina cuando esta sería juzgada. Lo cierto es que Yoongi odiaba las críticas, sinceras o no lo desanimaban.
—No he estudiado en ninguna academia ni nada similar — dijo antes de presentarse — pero tengo referencias de restaurantes, locales de calle y bares en los que he cocinado. Agradecería que por una vez alguien les echase un vistazo, a estas alturas me parecen inútiles..
—No te preocupes, lo miraré encantado — esa gentileza hizo sonreír a Yoon — ¿Cómo te llamas?
—Min Yoongi — respondió con torpeza poniéndose el mandil y gorro que su posible futuro jefe le había cedido — Aunque suelen llamarme Yoon en general, creó que sólo mis padres usan mi nombre completo.