Nadie pensó que el chico que soñaba con pintar el universo acabaría encerrado entre cuatro paredes y una ventana opaca. Nadie pensó que Yoongi, quien se rendía fácilmente y no conocía nada más que la protección de un pequeño pueblo, sería la marca d...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Salir de casa era difícil cuando sabías que un asesino andaba suelto, dispuesto además a matarte. Precisamente por eso Yoongi había faltado por primera vez al trabajo desde que firmó su contrato. Ahora se encontraba en el sofá del salón, asustado y culpandose a sí mismo por no haber logrado cruzar la puerta de la casa para, como cada día, cumplir con eso que tanto le gustaba.
—Creo que ahora te entiendo un poco más, el miedo a salir — susurró acariciando el cabello de Jimin, quien había obtenido la manía de reposar la cabeza sobre sus piernas siempre que el doctor se iba a trabajar.
—No es miedo a salir, es más complicado que eso. Temo hacerle daño a alguien si estoy expuesto al mundo, a causar daños irreparables. Estoy mejor así, encerrado.
Yoon bufo disimuladamente, le parecía absurdo que Jimin tuviese esas ideas. Había sufrido un accidente, su hermano estaba ahí y murió, pero eso no lo convertía en un monstruo.
—Deberías dejar ir eso, fue un accidente — su voz era tan calmada que incluso él se sorprendió.
—Sí, pero yo lo ocasione así que tecnicamente yo mate a mi hermano — una respiración disimulada por pausa — Yoon, no intentes consolarme. Me conozco y sé lo que hice.
Yoongi asintió, se mantuvo en silencio durante varios minutos. Le había cogido cariño a Jimin, al fin y al cabo era un muchacho amable, impulsivo a veces pero generalmente calmado. Le gustaba la pintura, se dedicaba a eso, sin necesidad de discutir o causar problemas, su único hobbie. Era el entretenimiento que tenía y Yoongi sabía que quizás también lo que lo mantenía cuerdo tras tantos años sin atreverse a salir al mundo.
—Nunca me has dicho lo que pasó — sonrió levemente nervioso — Jimin... dime que ocurrió ese día.
—Mi hermano era, a veces, demasiado molesto en algunos aspectos. Le gustaba criticar, chivarse y hacerme la vida imposible. Aquel día yo volvía del instituto con unos amigos, supe tan pronto como entre en casa que algo estaba mal. Mi padre parecía enfadado y mi madre no dejaba de llorar en la cocina — Yoon podía ver como los ojos del pintor se cristalizaban con cada palabra — Trate de ignorar lo que ocurría, mis padres discutían de vez en cuando así que creí que se debía a eso. En cuanto intente subir a mi habitación mi padre tiro de mi chaqueta rasgando mi uniforme por la fuerza. Me asusté sin embargo aún no entendía nada de lo que pasaba. Estaba perdido, yo no había hecho nada malo — un sollozo se escabullo de los labios del pintor — Entonces mi hermano soltó una carcajada y se acercó a mi padre, apuesto a que él no se imaginaba lo que sus tonterías estaban a punto de causar. Mi padre me zarandeo, después de eso comenzó a gritar. Fue ahí cuando logré entender lo que ocurría. Mi hermano les había dicho que me consideraba bisexual, mis padres jamás entenderían algo así. Que me atraigan los hombres y las mujeres porque solo entiendo de sentimientos, al mismo tiempo que no me siento exclusivamente masculino.
Yoon tragó saliva, ahora empezaba a entender un poco más el rechazo que Jimin sentía hacia sus padres. No se lo había mencionado al doctor debido a que este también lo condenaría por los gustos que había decidido tener. Los que estaban en él desde el mismísimo inicio. Desde su nacimiento, algo que nunca cambiaría por mucho que la gente se empeñase en achacarlo a "épocas tontas" o "modas".