Capítulo 35: Con el paso del tiempo

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‹‹El destino de dos personas que se aman es inevitable porque es el resultado de su amor y el amor es inmortal››

Aunque no suene tan creíble, el amor es la única cura para las heridas que arden y las cicatrices que tardan en cerrarse. Pues el amor nos hace cometer cosas que ni el mismo miedo nos haría hacer.

Con sus rulos dorados como el mismo amanecer que se contemplaba a sus espaldas y con el vestido blanco que antes era de su madre, se encontraba sentada en el pasto recién crecido, frente a las dos lápidas de sus padres, contándoles todo lo increíble que le había sucedido hasta aquel entonces.

Apretaba con fuerza los tulipanes blancos, que había recogido en su camino al campo del palacio, para evitar llorar y que su maquillaje quedara arruinado, sino sus hermanas y probablemente Lucy, la matarían.

—Princesa, se está retrasando.

Difícilmente despegó o la vista de las tumbas, pero cuando se armó de valor se levantó y tomo el brazo que Haektpa le extendía. Juntas caminaron en silencio por el palacio en construcción, pero Elvira no pudo evitar preguntarle:

—¿Qué será de usted después de todo esto?

—¿De qué habla?

—¿El Palacio Imperial solo será un hogar para usted sola? —apuntó hacia el nuevo palacio con la mirada.

—El Palacio Imperial será un monumento por la batalla contra Eros, por los tiempos oscuros y un recordatorio de esperanza para todos, porque su "Diosa Electra" siempre estará para ofrecer ayuda. El Palacio Imperial será un hogar para el que necesite uno. Y para responder a tu pregunta, no estaré sola, aún tengo a mi hija.

Cuando llegaron al inicio del bosque Mageikos, Elvira se detuvo de golpe, observando con terror las lucecitas y el camino que habían preparado para su llegada. Miro a Haektpa de soslayo y ella le sonrió.

—Yo estaré contigo hasta el final.

Juntas emprendieron el camino y conforme avanzaban, más bellezas descubrían. Habían cubierto el camino de rosas y flores solo para ella, además de lámparas, mariposas y luciérnagas. Comenzaba a anochecer y todo se veía incluso más magnífico en la oscuridad.

Dos hileras de miles de sillas estaban a los lados del camino por donde Elvira y Haektpa pasaban caminando. Personas, amigos y familiares conversaban o solo esperaban de mala gana que la ceremonia comenzara, entre ellos Aradun, con ganas de arrancarse su traje de gala.

Dos amigos charlaban alegremente frente a todos, pero a nadie le importaba de lo que hablaban y reían, todos estaban ocupados con algo; por ejemplo, los Hamilton con su hijo pelirrojo y pecoso igual que ellos tratando de acercarse a Bonnie, o los Lennon que acaparaban a Wade para hablarle sobre sus conocimientos y nuevos inventos.

De repente un silencio armonioso se expendio por todo el lugar, a excepción de los árboles y uno que otro bichito por ahí. Todos se colocaron en sus lugares asignados y permanecieron de pie, observando con un apasionado y profundo afecto y admiración a la novia que caminaba hacia el altar, donde Allard se quedó embobado admirándola, amándola más que antes y esperando a amarla más que ahora.

Cuando llegaron al altar, Haektpa se despidió de Elvira con un fuerte apretón en la mano y se fue a sentar junto a las hermanas de Elvira, Leda e Iris, que lloraban en silencio desconsoladamente por la belleza, la coronación y el casamiento de su hermana mayor. Y del otro lado tenía a Lucy, que lloraba exageradamente porque su chico estaba a punto de casarse con la chica de sus sueños, y su hija Bonnie la veía aguantándose la risa.

Allard no podía creer lo que sus ojos veían frente a él. Era un ángel en persona. En esos momentos solo tenía ojos para ella, para su amor, para su belleza, no le interesaba en absoluto lo que Ella Eyre decía frente a ellos dos en el altar, solo estaba consciente de que estaba poseído por un ser superior y magníficamente lindo. Deseaba con todo su corazón estar siempre con ella.

—¿Allard Stone?

—¿Eh?

—¿Aceptas a Elvira Prince como tu legítima esposa, aunque la muerte los separe? —preguntó la Ella Eyre una vez más. Eastyn esperaba la respuesta entusiasmada con los anillos de matrimonio sobre un cojín de plumas.

—Aunque la muerte nos separe... —Allard sujeto la cara de Elvira entre sus manos y la beso apasionadamente antes de que la elfina terminara.

Todos se levantaron una vez más y prorrumpieron en aplausos y vítores. Los novios cruzaron una vez más el camino que recorrieron antes de estar unidos en el altar y sintieron que nada podría empeorar aquel espléndido momento.

El festejo se llevó a cabo en el castillo de Porage y la coronación al día siguiente. Aquella fue una semana suntuosa para todo mundo, incluso tal vez para Lancelot Horvath, que conoció a una bella dama de pelo negro como el azabache en la fiesta para celebrar a los nuevos Reyes del Reino de Porage.

Mientras todos bailaban, comían y celebraban, los Reyes de la Nueva Alianza se pusieron de acuerdo y se dirigieron a una sala vacía del castillo, alejada de la celebración. Una vez todos estuvieron ahí juntos y en buena disposición, era hora de Haektpa para tomar las riendas del futuro.

—Algo dentro de mi siente y sabe que esta será la última vez que nos veamos de esta forma, por lo que tenemos que hablar sobre nuestro futuro. En uno de mis viajes del año pasado me encontré con un objeto demasiado sagrado: un libro con el futuro de nuestras vidas...

—El Libro del Destino —agregó Orazia Eckhart, sosteniendo en brazos al hijo de Harmony: Jack.

—Exacto...

—Eso es imposible —dijo Wade—, yo le entregue el Libro del Destino a las Elohim después de que me lo prestaran para intentar estudiarlo..., en fin, las Elohim deben tenerlo. Si lo encontraste en otro lugar, debe ser alguna copia falsa o incluso una trampa.

—Wade, es el verdadero —masculló Athena Lennon—. No hace mucho Elara nos informó que saldría de Eleasys y vi que llevaba un libro dorado consigo, debía haber sido el Libro del Destino que le entregaron.

—El que encontré no es dorado —todos se volvieron nuevamente a Haektpa—, es oscuro.

—Ah, entonces no deberá ser el Libro del Destino.

—¿Podemos volver? —agregó Aradun Thornsteel, finalmente con su ropa normal— Tengo hambre.

—Si no es el Libro del Destino entonces deberá ser algo más, y puede que peligroso. Hay que investigarlo.

—De investigarlo me encargare yo, Flint Lennon —le contestó Haektpa seriamente—. Bien, ¿sus Llamas ya están instaladas en sus reinos?

—¿Llamas? —preguntó Allard, que era nuevo en todo eso, pues ahora el sustituía a Lucius Prince en la Alianza.

—Oh, se me olvido explicarte, Al. Es una antorcha que diseñamos en Wisgent solo para nosotros de la Alianza. Consiste en que cuando un reino necesite ayuda o esté en peligro, solo tiene que encender la antorcha y como todas están conectadas todas se encenderán de un fuego azul solamente si es una emergencia, así tendremos que ir a nuestro punto de reunión para resolver el problema, que sería el Palacio Imperial.

—Será mejor que volvamos —sugirió Lysander Hamilton, dándole una palmada en el hombro a Lancelot Horvath, quien miraba con desagrado a Allard.

Todos se marcharon, pero antes de que Elvira y Allard Stone salieran, Haektpa los detuvo y dudando un poco, les comento:

—Si algún día sucede algo conmigo, lo que sea, ya que saben lo que soy... ¿Me harían el favor de mantener a mi hija a salvo?

—Lo que sea por usted, Haektpa.

Después de unas horas, la Imperial se marchó de Porage y se dirigió caminando hacia su nuevo Palacio Imperial. Se colocó frente a los cimientos, observó las tumbas que estaban divididas en dos cuadros a cada lado del camino que llevaría a la entrada y tras pensar en lo que sería de ella y su hija Faith, se dirigió a la costa del mar y nuevamente a la cueva que llevaba a lo que alguna vez fue un templo, y ahora era donde el cuerpo de Eros yacía en la oscuridad y penumbra de aquel lugar enterrado para siempre.

Paso por un hueco donde logro ver el libro que había encontrado despedir brillos dorados de la oscura y movediza pasta, y se dirigió a una sala que había logrado despejar, donde el cuerpo de Eros y el Anillo de Fuego aún permanecían...

O permanecieron.

Faith [Parte 1: Los Anillos del Núcleo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora