Julieta permaneció recluida en su habitación desde la noche en que fue castigada por su madre. El tiempo transcurría lentamente mientras su mente solo podía pensar en Nicolás y en la carta que nunca llegó. Los días se sucedían entre la angustia y la esperanza, hasta que una tarde, Veronica, la doncella de confianza de la familia, entró con una expresión sombría en el rostro.
"Señorita Julieta, tengo que decirle algo", anunció Veronica con voz temblorosa.
Julieta levantó la mirada, sorprendida por la gravedad en la voz de la doncella. "¿Qué sucede, Veronica? ¿Por qué estás tan agitada?"
"Es sobre Nicolás, señorita. Me enteré de que esta misma tarde será enviado a Inglaterra", reveló Veronica con cuidado.
El corazón de Julieta dio un vuelco. "¿A Inglaterra? Pero... pero no puedo quedarme aquí sin hacer nada", respondió, sintiendo cómo la desesperación la invadía.
"Lo sé, señorita. Pensé que debería saberlo antes de que sea demasiado tarde", agregó Veronica, mirando compasivamente a Julieta.
Sin pensarlo dos veces, Julieta se puso de pie, decidida. "Necesito salir de esta casa ahora mismo. Necesito ir por él antes de que se vaya", exclamó, con determinación.
Veronica asintió con solemnidad. "¿Cómo piensa hacerlo, señorita?"
Julieta miró a su alrededor, buscando una solución rápida. "Sebastiana... mi hermana menor. Ella me ayudará. Debo encontrarla", dijo, con los nervios a flor de piel.
Sebastiana, que siempre estaba dispuesta a apoyar a su hermana mayor, apareció en ese momento, lista para actuar según las instrucciones de Julieta. Juntas, trazaron un plan para salir de la mansión sin levantar sospechas y llegar al lugar donde Nicolás estaba siendo preparado para su partida.
El reloj marcaba las cinco de la tarde cuando Julieta y Sebastiana, con corazones agitados y pasos apresurados, se aventuraron hacia el lugar donde esperaban encontrar a Nicolás antes de que fuera demasiado tarde. El sol se ocultaba lentamente en el horizonte, y el aire parecía estar cargado de la promesa de un cambio irrevocable.
Sin embargo, cuando llegaron al lugar, las puertas ya se estaban cerrando. Julieta, con el corazón en la garganta, intentó desesperadamente llegar a Nicolás, pero era demasiado tarde. Desde la distancia, vio cómo él subía al tren que lo llevaría lejos de ella, hacia un destino incierto en tierras extranjeras.
Las lágrimas se agolparon en los ojos de Julieta mientras observaba impotente cómo se alejaba el hombre que había capturado su corazón. En ese momento, el peso del castigo impuesto por su madre y la incapacidad de despedirse de Nicolás la golpearon con fuerza. Sabía que el tiempo y la distancia los separarían, al menos por ahora, y no había nada más que pudiera hacer.
Sebastiana la abrazó con ternura, compartiendo su dolor silencioso mientras el tren desaparecía en la distancia, llevándose consigo el amor que Julieta había comenzado a descubrir y temía perder para siempre.
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Una historia de amor
RomanceCuenta la historia de Julieta y Nicolas, dos chicos que son separados por sus familias. A pesar de que son de la misma clase social, las familias de Nicolas y Julieta son rivales y no les permiten a estos estar juntos. Julieta es muy curiosa y tiene...