Capítulo 1: El Nacimiento de la Esperanza

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Prólogo: El Descubrimiento del Aetherium

En un tiempo remoto, cuando los cielos aún guardaban secretos y los mares no conocían fronteras, la antigua civilización de los Arcanitas descubrió una fuerza inimaginable: el Aetherium. Fluyendo como ríos de luz a través de la tierra, este poder otorgaba vida y destrucción en igual medida. Los Arcanitas, sabios y ambiciosos, comenzaron a moldear el mundo con esta energía. Sin embargo, el equilibrio era delicado, y con el tiempo, las tensiones comenzaron a desgarrar el tejido de su civilización.

I. El Bosque Eterno

El sol nacía lentamente sobre el Bosque Eterno, sus rayos dorados filtrándose a través de las copas de los árboles milenarios. En lo profundo del bosque, un grupo de elfos se reunía en un claro iluminado por la luz de la mañana. En el centro del claro, una elfa joven y hermosa, Aria, sostenía un bebé envuelto en telas suaves.

Aria, con lágrimas en los ojos, miró a su esposo, Thalion, un Luminar de gran poder y sabiduría. El bebé, con cabello oscuro y ojos brillantes como estrellas, parecía tranquilo en los brazos de su madre. Thalion, con su rostro marcado por la preocupación, sabía que el futuro de su hijo estaba lleno de incertidumbre.

"Nuestro hijo está destinado a grandes cosas, Aria," dijo Thalion en voz baja, sus manos temblando ligeramente. "Pero su destino también trae consigo grandes peligros. Debemos protegerlo a toda costa."

Aria asintió, abrazando a su bebé con fuerza. "Lo haremos, Thalion. Por él, por nosotros, por la paz que tanto anhelamos."

II. La Profecía

Lejos del claro, en la Ciudadela Luminar, Elyon, un anciano Luminar y mentor de Thalion, estaba estudiando un antiguo texto Arcanita. Sus ojos recorrieron las palabras de la profecía, su corazón latiendo con fuerza. La profecía hablaba de un niño nacido con la capacidad de controlar todos los tipos de Aetherium, un ser de luz y oscuridad destinado a unir o destruir el mundo.

Elyon sabía que el hijo de Thalion y Aria era el niño de la profecía. Con una mezcla de esperanza y temor, se dispuso a encontrar al niño y guiarlo en su camino.

III. La Separación

Días después del nacimiento, Thalion y Aria se dieron cuenta de que no podían mantener a su hijo a salvo en el Bosque Eterno. Decidieron confiarlo a Elyon, quien lo llevaría a un lugar seguro lejos de las tensiones interraciales y los conflictos por el Aetherium.

Con lágrimas y corazones rotos, Thalion y Aria entregaron a su bebé a Elyon. "Prométenos que lo cuidarás," dijo Aria, sus ojos brillando con lágrimas.

"Lo prometo," respondió Elyon, sosteniendo al bebé con ternura. "Lo guiaré y lo protegeré, hasta que esté listo para enfrentar su destino."

IV. Un Nuevo Comienzo

Elyon llevó al niño a una pequeña aldea oculta en las montañas, donde fue criado como un huérfano. Elyon lo llamó Kael, un nombre que significaba "esperanza" en la lengua antigua de los Luminars.

A medida que Kael crecía, Elyon le enseñaba sobre el Aetherium, su historia y su poder. Aunque era un niño curioso y lleno de vida, Kael siempre sintió que había algo especial en él, algo que lo separaba de los demás.

Un día, cuando Kael tenía cinco años, descubrió que podía controlar el Aetherium a su alrededor. Con un simple gesto, hizo flotar pequeñas piedras y creó luces danzantes en el aire. Elyon, al verlo, supo que el momento había llegado para empezar a revelar la verdad sobre su origen y su destino.

V. El Primer Paso del Héroe

"Kael," dijo Elyon, arrodillándose junto a él, "hay algo que debes saber. Eres especial, más de lo que puedes imaginar. Tienes un poder que pocos poseen, y con él, un destino que cumplir."

Kael, con sus ojos llenos de asombro y curiosidad, miró a Elyon. "¿Qué destino, abuelo?"

Elyon sonrió tristemente. "Uno que traerá paz o destrucción. Pero no te preocupes, pequeño. Te guiaré en cada paso del camino."

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