๑ blue & orange ꒱ sasamiya

a thousand years.

Recuerda aquellas veces en la secundaria, donde se quedaría pensando despierto en clases, sobre cómo sería seguir con Miyano una vez que crecieran.

Quizás, serían compañeros de cuarto en la universidad, (no podría evitar sentirse emocionado en tan solo pensarlo), tendrían la misma rutina, hablar de manga BL, abrazados por supuesto, estudiar y besos sorpresas cada vez que Miyano o Sasaki digan lo correcto cuando el otro le pregunte algo, quizás, ¡podrían hasta dormir juntos! Cuando las noches sean frías y las manos de Sasaki lo estén más, la calidez de un amor correspondido podría arroparlos a ambos.

Quizás... cuando terminaran sus estudios, podrían tener una casa juntos, una mascota, un hogar que ellos mismos crearán con todo el afecto que se tienen, con todo lo que pueden entregar.

Y más.

Lo perfecto que sería dormir con él a su lado, quizás atrapado en sus brazos, manos y piernas entrelazadas mientras el menor duerme. Cocinarle, porque sabe que su Miyano es un desastre en la cocina, y Sasaki ya lo dejaría perfectamente como un desastre, nuevamente, todas las mañanas al despertar junto a él, y besar cada parte de su rostro somnoliento, desordenar sus suaves rulos, y abrazarlo, hasta que esos grandes ojitos marrones, se abran, y sus labios se quejen.

Una taza de café negro sin azúcar, para Yoshikazu.

Una taza de té con mucha azúcar, para Shuumei.

Besos repartidos por toda su espalda, de pies levantados para alcanzar a besar su cuello, cosa que lo haría temblar y soltar una rísita, el chico de pelo negro lo abraza por detrás, moviendo su cabeza en la gran espalda de su novio, no, esposo. Tratando de acariciar, tal como un pequeño gatito negro quien con su cabeza busca simplemente, afecto en la palma de la mano de Sasaki, Miyano es tan... pegajoso cuando recién se despierta. 

Sasaki terminaría de hacer sus respectivas bebidas calientes, solo para dejarlas al lado de la cocina, darse vuelta y besar a la persona que más le gusta, a la que más ama, tomándolo en sus brazos, y haciendo que se siente en la isla de la cocina.

Besándolo con tanto cariño, admiración, afecto, amor. Y las palabras podrían seguir y seguir, no puede tener suficiente de él, cada beso se siente como una chispa, dentro de su corazón, alma y mente, chispa que prende su cuerpo en calor, y espera también, sabe, que Miyano también lo siente.

Cada abrazo que comparten, cada una de sus manos juntas, es la forma más ligera, más, inocente de una demostración de amor, pero, no significa que sea menos intenso, lo áspero y lo suave de sus manos.

La fríaldad de Sasaki en su cuerpo, y lo cálido que se siente cuando está con el otro.

Las manos agarradas con desesperación a cualquier pieza de ropa, comúnmente, sus camisetas arrugadas en las puntas de los dedos de ellos. 

Cuerpos y almas enlazadas, corazones entrecruzados y mentes nubladas, tal y como una historia de almas gemelas.

''Buenos días, Yoshikazu'' Sería suficiente para despertarlo.

Y seguir, seguir con sus rutinas diarias, trabajar, —¿juntos quizá?— quién sabe las vueltas que le da la vida, si lo piensa yéndose hacia esa ruta... tomar un descanso, solo para besarse a escondidas, quién sabe, quizás son sus propios jefes.

Intentando rozar sus manos, tomarlo de la cintura o simplemente, tocarlo, cuando tenga la oportunidad, sería suficiente para dejarlo feliz todo el resto del día.

Y cuando cierren, cuando el cielo se oscurezca y la gente se vaya a sus hogares, ellos estarán ahí, en el suyo, en un hogar creado por sus propias manos y amor.

Su frente que cae en el cabello suave de su esposo, mientras lo abraza con tanta fuerza, como si no pudiera creer que está ahí, a su lado, mirando con ternura todo lo que han creado y vivido, juntos.

Y cuando la noche finalmente caiga, ellos rodearán al otro en un manto de felicidad, y podría quedarse todos los días así, cuidando, comprendiendo, y por sobre todo, amando a Miyano.

Ha pensado en todo, toda su vida juntos, por más vergonzoso que fuera.

Entonces cuando la palabra ''Sí'' sale de los labios de Miyano, y las lágrimas caen y caen tal como un río,

entonces cuando las llaves de su nueva tienda, una librería y cafetería al mismo tiempo, son entregadas en sus manos, viendo como el nombre de esta resalta en la pared, ''Aroma a alfabeto y amor'',

entonces cuando, adopten, ¿un niño? ¿Una niña? ¿Una mascota? De igual manera, serían felices.

Serían felices, y cree que es lo más difícil de procesar, darse cuenta es fácil, tragar esas millones de palabras, acciones y miradas, no lo es, porque cada vez que su Yoshikazu le dice te amo, se siente como la primera vez que lo dijo.

Con un remolino en su estómago.

Simplemente, no lo puede creer.

Pero ahí está.

Miyano Yoshikazu atendiendo a sus clientes, emocionándose cuando alguien pregunta la más mínima mención sobre la sección de Boys' Love, recomendando sus favoritos.

Y cuando ve a Sasaki Shuumei, y la sonrisa que tiene consigo Miyano, podría adorarla como a cualquier dios que exista.

''Entonces, ¿qué va a pedir? ¿Lo mismo de siempre?'' Pregunta con la comisura de su labio levantada, intentando seguir la idea, al ver a su esposo acercarse.

''Hm... ¿Qué tal un té con mucha azúcar?''

''Ese es nuevo, ¿alguna razón en específico?'' Trata de no soltarse a reír. ''Bueno... no es para mí, es para una persona muy especial, quiero invitarlo a una cita... ¿Qué pastel crees que podría comprarle?'' Dice el hombre, sumido en sus pensamientos, con un leve sonrojo en sus mejillas.

''Podrías comprar algo muy dulce, ya que veo que le gusta'' Prepara el té mientras hablan, le echa dos cucharadas y media de azúcar, su cantidad favorita, y escoge un bizcocho, el más dulce de la tienda, su postre favorito.

''Buena opción, entonces... ¿qué dices? ¿Tendrías una cita conmigo?'' Sasaki mira su reloj, y sonríe, están por cerrar, su esposo lo mira con tantas cosas dentro suyo, lo mira con tantas emociones y sentimientos dentro de él, que no puede negarse.

''Claro que sí''

Es su historia, su vida, su destino juntos.