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— ¡¿Por qué?! — se exaltó el castaño.

— Tu madre y yo consideramos que sería mejor partir mañana a primera hora — en sus brazos sostenía al pequeño Viserys, mientras que Aegon era entretenido por Joffrey a lado de ellos —. Este lugar está muy cambiado. Y a Rhaenyra le podría afectar en el embarazo, debemos irnos.

— Sólo nos quedamos poco tiempo, ¿ y si al abuelo le pasa algo? — trató de negociar con Daemon.

— Volveremos y coronaremos a tu madre, regresaremos a los Hightower donde pertenecen y todos quedamos felices — Jace no quedó conforme con esa respuesta, pero sabía que negociar con su padrastro era casi imposible.

Se encontraba en una situación en la cuál irse era la mejor opción para todos, pero quedarse era algo que haría alegremente si pudiera. No quedando contento sólo con haberla visto en los pasillo, Jacaerys permaneció cerca de la habitación de la princesa. Escuchó todo lo que habían hablado ella y la reina, y si bien no fue correcto husmear sintió como su corazón se achicaba con cada palabra de la princesa. Le dolía saberla así, en ese estado.

— Podemos visitar después, Jace — Baela colocó su mano en el hombro del mencionado —. Venir con Vermax y Moondancer a ver cómo está todo por aquí.

— Gracias, Baela — le otorgó una pequeña sonrisa.

Las gemelas empatizaban mucho con su prima. No tenían muchos recuerdos con ella por la distancia, pero en el funeral de Laena estuvo ahí para ellas, al igual que Jacaerys y Lucerys. Y después del incidente con Aemond, las defendió. Baela sabía el tipo de relación que tenían Aemma y Jacaerys, pero también sabía que ninguno haría nada para afectar un compromiso que fue aceptado por todos. Podrían ser testarudos, pero eran honorables.

— Alicent nos ha convocado a una cena antes de que el sol se ponga, porfavor estén a tiempo — pidió Rhaenyra entrando a la habitación —. Vengo de ver a mi padre. Puedo jurar que lo están drogando demasiado.

— Me sorprendería que si quiera asista a la cena de hoy — habló Damon.

— ¿Sabes la razón de la cena, madre? — cuestionó el mayor de los Velaryon.

— No en realidad, Jace. Tal vez sea solamente para despedirnos.

Jacaerys presentía algo malo, pero no podría hacer nada. No tenia cómo. Él y Lucerys decidieron dar un último recorrido al patio donde entrenaban, esperaban que no estuviera su tío cerca para poder tener un pequeño combate como acostumbran hacer en Dragonstone. Fue grata la sorpresa de ver a Aemma entrenando junto con Ser Errik.

Notaban algo en el lenguaje corporal de la princesa. Estaba molesta. Sus movimientos eran de más agresivos y airados, Ser Errik apenas podía seguir el ritmo. No pasó mucho para que el estado de ánimo de la princesa tomara lo mejor de ella y comenzará a combatir de manera menos estratégica y más impulsiva. Eso terminó con ella en el piso, Ser Errik no sabía si estar preocupado por su estado u orgulloso por sus avances.

— Buen combate, princesa — Aemma respiraba pesadamente, aunque de manera rápida se compuso.

— Buen combate, Ser Errik — le ayudó a levantarse —. Lamento mi comportamiento.

— Es bueno que aprenda a sacar sus emociones mientras pelea, pero le falta manejar la ira a su favor. No quiere terminar así en un combate real.

𝐔𝐧𝐥𝐮𝐜𝐤𝐲 | Jacaerys VelaryonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora