𝐔𝐧𝐥𝐮𝐜𝐤𝐲 | Jacaerys Velaryon

05

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Los Targaryen son fuego y sangre. Los Velaryon sal y mar. No se puede forzar uno al otro, es lo que es. Y siempre será así.

La sala quedó en completo silencio un momento. Un segundo. Se sintió como una eternidad. Al menos para ella. No era de estómago sensible, pero ver a su tío cortar a la mitad la cabeza de Vaemond Velaryon había causado una impresión en ella. Aunque, siendo honestos, se lo buscó.

La audiencia sobre quién debía ser el heredero de Driftmark había tomado lugar en la sala del trono hacia unos minutos y la princesa casi no llega. El asunto de su trasnochada había ocasionado que durmiera de más. Fue reprendida por su madre quien le ordenó estar lista a tiempo. No se esperaba que Viserys apareciera, ya que su salud estaba bastante mal. Pero aún así, lo hizo.

Vaemond Velaryon había llamado sin más a los hijos de la princesa Rhaenyra "bastardos", apuntando que Lucerys no podía ser heredero a algo que le pertenecía a él por derecho de nacimiento. Sin mencionar que a Rhaenyra la llamo "puta".

— ¡Cortenle la lengua! — exigió Viserys. En ese momento, Daemon tomó su espada e hizo un corte en diagonal en la cabeza del Velaryon.

— Puede mantener su lengua.

Nadie tenía derecho de faltarle el respeto de esa manera a la princesa heredera al trono de hierro. Aemma, junto con los demás presentes, quedaron en un pequeño estado de shock.

Tuvieron que retirarse para que el cuerpo del Velaryon fuera preparado para su traslado a Driftmark, dónde se le daría un entierro digno. Pero no sin antes recibir todos los presentes una advertencia por parte del rey Viserys:

"Cualquiera que ponga en duda a la princesa heredera y a sus hijos con insultos viles, correrán la misma suerte que Vaemond".

Parece ser que la cena de la noche anterior no había sido suficiente para la gran familia y su dinámica tan problemática.

Aemma tenían un pesar en el pecho, nunca era buena señal. El día que Daeron se fue a Oldtown, un dolor agudo en el pecho se había hecho presente en la pequeña princesa; lo mismo antes del funeral de Lady Laena. Pensaba que los dioses le habían dado esa habilidad, aunque preferiría la incredulidad. Odiaba el nivel de pánico que florecía dentro de ella a la llegada de ese sentir.

— Luke — llamó al pelimarrón —. ¿Estás bien?

Lo había estado buscando por el castillo. Lo encontró en el jardín. Ser Errik la acompañaba, el guardia mantenía una distancia prudente de la princesa.

— No lo sé — la princesa lo abrazó brevemente —. El abuelo sabe que no quiero esto. Y ahora su hermano murió por el derecho de nacimiento falso que mi nombre lleva.

— No digas eso, Lucerys — reprimió la mayor —. Si Lord Corlys te nombró heredero es porque te ama. Sin contar que era la herencia de tu padre, al ser el siguiente en la línea es tuyo.

— Vaemond Velaryon era el siguiente en línea.

— Lo que le pasó es desafortunado. Pero ofendió a tu madre, a ustedes, al rey mismo con sus palabras. Él se lo buscó — colocó sus manos en los hombros del joven chico —. Por más que odie decirlo, es nuestro deber atender lo que nuestro linaje exije.