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"El príncipe debe hacer uso del hombre y de la bestia: astuto como un zorro para evadir las trampas y fuerte como el león para espantar a los lobos."

— Nicolás Maquiavelo.

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Kang Dongwon era un hombre misterioso.

«El hombre vale más por lo que calla que por lo que habla». Jungkook tomó aquella recomendación al pie de la letra como un buen hoobae. Desde que había ingresado oficialmente en la comisaría, Dongwon era la persona que más le había enseñado de todo el cuerpo de policía, y quizá por ello era al que más respetaba.

Era un hombre extremadamente serio, que pocas veces se molestaba en hablar o dar su opinión. El señor Kang llegaba a comisaría y sin decir una palabra a nadie se dirigía al vestuario para cambiar su ropa ordinaria y aquella características chaqueta de cuero marrón por el uniforme policial.

—¡Señor Kang! –llegó uno de sus primeros días de trabajo Jungkook, con aquella pequeña libreta entre sus manos donde apuntaba las cosas importantes que aprendía–. El jefe Lee me dijo que hoy lo acompañara, dijo que con usted aprendería mucho.

En respuesta tan solo hizo una pequeña mueca, casi imperceptible, una mezcla de asco y desagrado. Aquello le resultó un fastidio a Dongwon, odiaba tratar con novatos –o en general, tratar con personas–. Jungjae lo respetaba a pesar de haberlo conocido hacía tan solo tres años y lo trataba como un viejo amigo. «Dongwon es esa clase de persona que demuestra su afecto regañando y maldiciendo al prójimo», pensaba el capitán. Muchos dudaban de que existiera una pizca de afecto en su actitud.

—Lo primero que te voy a enseñar no te va a gustar, pero es lo más importante –introdujo Dongwon–.

Jungkook por su parte asintió con la cabeza velozmente y se preparó para tomar nota.

—No todos los casos se resuelven, no siempre hay un malo y un bueno, Jungkook. A veces son solo fuerzas chocando, y nosotros no podemos hacer nada contra peleas de titanes.

Pero, sin haber anotado nada en su libreta, el menor lo miró con confusión. ¿No estaban ahí para hacer justicia y resolver los conflictos de los ciudadanos? ¿Para qué había entrado en el cuerpo de policía si no?

—Hazme caso, chico. Nunca llegues demasiado lejos, mantente al margen. Si no tomas precaución tus compañeros, tu familia y tú sufrireis las consecuencias.

Aquello llenó la cabeza de Jungkook de dudas y cuestiones los próximos días, hasta que finalmente, tras una larga charla con su padre, tomó la decisión de hacer caso a sus mayores y no indagar en los temas que no fueran de su incumbencia.

La voz desanimada del señor Kang parecía rebosante de experiencia. A sus cuarenta y cuatro años de edad tenía veinte años de experiencia en la policía, y su cuerpo daba fe de ello. Los novatos después de verlo en los vestuarios siempre formaban un corrillo donde especulaban las posibles causas de sus cicatrices.

Dongwon no tenía amigos, y su rostro tampoco era de gran ayuda. Sus labios finos, su nariz picuda y aquellos ojos opacos y decaídos. En la oficina bromeaban con que parecía tener la mirada de las mil yardas, y lo llamaban "el de la mirada de los mil casos". Jungkook no tardó en sentir curiosidad.

—Señor, ¿usted sabe por qué Dongwon sunbae siempre es tan serio y callado? Creo que no soy de su agrado...

—¡Oh, todo lo contrario! –se rio el jefe Jung–. Dongwon te adora, por eso te regaña tanto. Con los demás ni siquiera se molesta.

Jungkook, aún desconforme con la situación agregó:

—Pero señor, él me...

—Jungkook –lo interrumpió, esta vez con una mirada completamente seria, y con cierto rastro de tristeza–, lo cierto es que yo no conozco demasiado a Dongwon, pero sé que no ha tenido una vida fácil. Él hace años fue jefe de la policía nacional de Yongsan, y tenía mujer e hijas.

Fumar mata. VkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora