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-Me toca. Si tuvieras que elegir a una persona ya muerta con quien conversar, ¿con quién sería? -preguntó el chico a través del teléfono-.

-Creo que... Nicolás Maquiavelo -contestó Taehyung, desparramado en el sillón frente al ventanal del amplio salón de estar-.

-¿Maquiavelo? -carcajeó el chico desde la otra línea-. Eres tan raro, él es la última persona con la que yo hablaría.

-¿En serio? No era la mejor persona, pero conocía a la gente como nadie.

-Podrías hablar con un psicólogo o un político también.

-No -negó rotundamente-, él era poderoso y sabía lo que quería. Tanto como para que no le importara nadie más.

-Ahh... definitivamente estás loco.

Taehyung rió con ganas, removiéndose en su lugar.

-¡Hyung! Ya debería de haber salido hacia el trabajo. Hablemos más tarde, ¿si?

-Claro, no llegues tarde. Hasta luego.

Incluso tras colgar el teléfono mantuvo una alegre y encantada sonrisa en su rostro. Estiró su cuerpo con pereza y rodó su cuerpo para quedar tumbado del otro lado.

-¿Otra vez hablando con Jungkook? -preguntó con curiosidad el muchacho rubio mientras llegaba al salón junto con su taza de té-.

-Si... -confesó en un suspiro-. Es un chico muy inteligente.

Jimin se sentó en el sillón beige a la cabeza de Taehyung, y dió pequeños golpecitos en su taza blanca con sus uñas perfectas.

-Ahora parecen muy cercanos.

-¿Tienes idea de cuánto tiempo me costó? -levantó su mirada con indignación al chico-. Podías haberme ayudado, se te dan bien estas cosas.

-¿Te arrepientes de todo el tiempo que invertiste en él?

-Claro que no -se cruzó de brazos refunfuñando-. No necesitaba un amarre, a ti se te da mejor ganarte a la gente. Fue gracias a Judy que conseguí su contacto más tarde.

-Quería ver qué podías hacer por ti mismo, y en cambio secuestraste a esa niña para acercarte a un chico.

-¡No la secuestré!

-Ya... -suspiró revolviendo lentamente el té con su recatada cuchara redonda-. Aún así no quiero que lo vuelvas a hacer, el Profesor me llamó asustado... sabes perfectamente que si la ven por la ciudad podrían volver a complicarse las cosas.

Taehyung rodó los ojos con aburrimiento. Tomó impulso y se levantó ágilmente para ir hacia la cocina. Esta se encontraba abierta hacia el salón principal, luminosa y espaciosa.

-Hablar contigo es como hablar con una madre, siempre me regañas...

Rebuscó en la nevera algo para comer, sonriendo al encontrar algo de comida preparada por su compañero.

-Es porque tú eres como un niño, solo haces aquello que te causa placer.

Taehyung soltó una carcajada llevando a su boca un pequeño pedazo de carne frío antes de agarrar el plato para llevarlo a calentar.

-Bueno -prosiguió Jimin tratando de mantener su calma-, solo pude saludar a Jungkook un par de veces, me gustaría conocerlo.

-Ni lo sueñes -sentenció, más preocupado de su comida que de su amigo-. No me querías ayudar y ahora lo quieres conocer.

-¿Por qué eres tan molesto? -se desesperó Jimin, levantándose con molestia-. Tú realmente no quieres vivir una larga vida.

Confirmando sus palabras el más alto rio divertido por haber conseguido sacarlo de su calma una vez más. Tomó su plato ya caliente y se sentó frente a la isla para comenzar a comer.

Fumar mata. VkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora