El Reencuentro

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Por las calles de Hogsmean caminaba un joven de cabellera rubia, rostro pálido y alargado. Sus ojos grises recorrían el pueblo que solía visitar cuando era mucho más joven e inocente. Pudo observar la tienda de bromas de Zonko que solía visitar con los que alguna vez creyó sus amigos, no tenía nada que hacer en ese lugar que no le traía nada más que recuerdos de algo que hacía mucho tiempo había perdido.
Observó caminar con gracia y elegancia a una muchacha que parecía tener la misma edad que él. Su cabello castaño caía libremente por su espalda dando la ilusión de una cascada, vestía unos jeans de mezclilla ajustados, una blusa blanca de seda con mangas recogidas hasta los codos y una chaqueta negra que resaltaba sus curvas. Sin duda era una mujer muy bella.
Estaba entrando a las Tres Escobas y Draco sin saber porqué decidió seguirla. Pudo identificarla fácilmente en una de las mesas más alejadas de la entrada, leía la carta del menú por lo qué no podía distinguir su rostro con claridad así que se acercó dispuesto a tener una nueva chica en su sofá esa noche o esa misma mañana.
-Buenos días, ¿puedo sentarme?- preguntó Malfoy con voz seductora. La chica bajo la carta del menú para ver al dueño de esa voz y sus miradas chocaron por primera vez hacía años. Ella contrajo las facciones de su rostro en una mueca de expectación y sorpresa. Él, por su parte seguía observandola hasta que se topó con sus ojos color miel y la reconoció como aquella niña a la cuál le encantaba ser la mejor de la clase, la sabelotodo, a la que que en su niñez había odiado con todas sus fuerzas.
-Malfoy... - susurró la castaña - Claro, puedes sentarte. -dijo después de un tiempo.
La última vez que se habían visto había sido un día después del juicio del ex-mortífago. Draco había ido a hablar con los chicos que alguna vez habían sido "el trío de oro" y habían llegado a una especie de acuerdo de paz. Después de eso Draco se había marchado y nadie había tenido noticias de él. Hasta hoy.
-Gracias.- Nadie habló por unos minutos hasta que Hermione decidió romper el silencio.
-Así que... estuviste viajando mucho por el mundo ¿no?- dijo tratando de sacar un tema de conversación.
-Si, no encontraba una buena razón para quedarme aquí. Eran muchas cosas las que estaban pasando por ese momento.
-Lo sé.- suspiró Hermione y puso su mano sobre la de Draco. Él se tenso pero no la retiró.- Lamento lo de tus padres.- El joven Malfoy sólo asintió en señal de agradecimiento pero no dijo nada, no le gustaba en absoluto hablar de eso.
-¿Qué ha sido de tu vida, Granger?
-Mi vida ha sido bastante normal.- dijo ella con un destello de melancolía en su voz.
-¿Te cansaste de vivir aventuras con Potter y Weasley?
-En realidad creo que ellos se cansaron de mi.- suspiró. A Draco esto le sorprendió ¿cómo era posible?
-No creo que eso haya pasado Granger. No se separaban de ti nunca además, me parece que Weasley estaba enamorado de ti.- dijo mirandola fijamente.
-Eso no es cierto.
-¿Lo de Weasley?- ella asistió -Te lo digo en serio. Me sorprende que no se hicieran novios.
-Oh, pero si lo fuimos. De hecho, nos casamos.
-¿Entonces?-preguntó frunciendo el ceño.
-Hace unos meses nos divorciamos. Al parecer confundimos el cariño con el amor.
Draco la observo durante unos minutos. Su piel parecía suave y aterciopelada, sus ojos de un color miel reflejaban la inocencia que la caracterizaba y sus labios... eran de un rosa suave como el color de un algodón de azúcar. El muchacho se pregunto el sabor que tenía su boca.

De pronto llegó a la conclusión de que Ronald Weasley era un completo imbécil por haberla dejado ir.
-No puedo creer que Weasley te diera el divorcio. Si yo tuviera la suerte de casarme contigo lucharía sin descanso para hacerte feliz.-las mejillas de la castaña tomaron un color rojo intenso que en los ojos de Draco la hacían ver muy tierna. -Bueno, ¿y qué ha pasado con Potter?
-Él ha estado muy ocupado. Se casó con Ginny y acaban de tener a su primer hijo.
-Mis felicitaciones para Potty -la castaña reprimió una sonrisa.
-¿Qué?
-Potty. Aún nos has madurado ¿eh?
-Creéme Granger. Todos hemos madurado desde la Batalla. -La mirada de Draco se oscurecio. Él no tenía ya ni siquiera una pizca de inocencia.
-Lo sé, Draco. Pero me refería a tu sentido del humor. A tu hábito de molestar a Harry.
-Claro. No debí de reaccionar así, por favor perdón. -Hermione le sonrió.
-No te preocupes. Y dime, ¿qué es lo que has hecho tú?
-Vivir el momento, supongo -La castaña hizo una mueca de disgusto.
-¿Y para ti que es "vivir el momento"?
-¿Te han dicho que eres muy curiosa, Granger?
-Demasiado. Aún no has respondido, Malfoy. - dijo sonriendo divertida. Él lo pensó por un momento hasta que dijo:
-Creo que vivir el momento significa divertirse a todo momento. Disfrutar de los grandes placeres de la vida. Gozar como si no hubiera un mañana.
A Hermione le pareció una idea terrible de disfrutar la vida pero no dijo nada. No quería disgustar a Draco. Había algo en él que le causaba una gran inquietud, como si fuera un misterio sin resolver.
-Y.. ¿ya te casaste? - preguntó Hermione sin venir a cuento. Draco la miro.
-No Granger y pienso no hacerlo pronto.
-¿Por qué? ¿No te gustaría formar una familia? ¿encontrar al amor de tu vida? - Draco soltó una amarga carcajada.
-¿Amor? Eso es sólo algo prefabricado por compañías para vender libros. Dudo que exista ése ridículo sentimiento y si lo hace no quiero sentirlo jamás.
-Pues yo si creo en el amor. - le dijo Hermione haciendo contacto visual con él. - Y sé que algún día, tarde o temprano lo encontraré y entonces haré todo lo posible para hacerlo feliz.
-¿No crees que esperas demasiado de éste mundo, Granger? ¿Qué va a pasar si fracasas y se rompen todas tus ilusiones? ¿No te da miedo? El mundo te puede destruir en cuestión de segundos.
-El mundo es para los valientes.
El rubio se quedó callado. Él ya había sentido lo que era quedarse quebrado, ya conocía la realidad. Sabía perfectamente como era quedarse tumbado en un abismo viendo todos tus sueños rotos volando por el aire. Ya conocía la crueldad del mundo y sintió un enorme deseo de proteger a Hermione. Abrazarla de tal forma que su propio cuerpo fuera un escudo para ella.
-Es tarde. - dijo verificando su reloj. - Me tengo que ir.
-Por supuesto. -contestó Draco poniéndose de pié.
-¿Podemos volver a vernos algún día?
-Estaría encantado. ¿Te parece bien mañana?
-Me parece increíble. Te espero en esté mismo lugar a las 10 de la mañana. Hasta luego. - La chica le tendió la mano.
-Cuidate, Granger. -dijo tomando su mano. Se miraron por un momento hasta que Draco desapareció.
***
Draco apareció en lo que antes él llamaba hogar. La Mansión Malfoy parecía triste y abandonada. De pronto el muchacho de ojos grises observó a un pequeño elfo viejo que estaba haciéndole una reverencia.
-Señor Malfoy. -dijo con una voz chillona -. Lo estuve esperando desde hace años. Sabía que algún día regresaría a su hogar.
-¿Quién eres? - le preguntó entrecerrando los ojos.
-Soy Kreacher, mi señor. El elfo de la familia Black.
Entonces Draco lo reconoció como el elfo de Harry Potter. El que había provocado la muerte de su supuesto tío Sirius Black.
-¿Qué es lo que haces aquí? Tú el elfo de Potter. No el mío.
-Oh mi señor, el amo Harry Potter me ha liberado. Su amiga la sangre sucia -Draco hizo una mueca de disgusto al escuchar al elfo llamarla de esa forma pero no lo interrumpió - trabaja en una reforma sobre derechos para elfos domésticos así que mi señor decidió liberarme. Pero Kreacher no quería ser liberado así que vino con usted señor. El último de los Black.
- Esta bien, Kreacher. Serás mi elfo doméstico, ahora prepara mi recámara.
-Ya lo he hecho, mi señor. Kreacher siempre supo que usted vendría y arregle todo para su llegada, señor. La mansión está limpia y su recámara lista. -El rubio lo examino fijamente. Había algo en ese viejo elfo que le hacía recordar su infancia. Pero eso no era posible, jamás había servido a los Malfoy.
-Bien, ahora prepara algo de comer. - ordenó y en un instante la criatura desapareció con un chasquido de sus demacradas manos.
El muchacho se dirigió a la que antes había sido su recámara. Pudo ver la fotografía de su familia reunida un día de Navidad en su mesa de noche y sonrió al recordar como su Padre le regalaba una Nimbus 2001 y a su madre Cissy llevandole un vaso de leche con galletas. Sus ojos color plata se oscurecieron al recordar la muerte de las únicas personas que lo amaban y luchó internamente para no salir de ahí de inmediato. Para no huir como lo había estado haciendo todo éste tiempo.

Las Sombras de MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora